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Todos midan las consecuencias

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Fecha Publicación: 22/01/2023 - 22:50
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La actual crisis política deviene desde las posturas que adoptaron los aspirantes a los Poderes Ejecutivo y Legislativo desde la convocatoria a las elecciones del 2021. El resultado de la primera vuelta electoral determinó dos posiciones confrontadas evidenciadas en el Congreso y el electo Presidente como “mal menor”; con esto se concretó el antagonismo de los sectores políticos electos el 2021. Ambos desde el 28/07/2021 no han ocultado perseguir la “vacancia” del Presidente y la disolución del Congreso. Sumado a ello, por un lado, la incapacidad para gobernar en el Ejecutivo que tenía que “nombrar” constantemente “nuevos” ministros (79 en 17 meses) y, en el otro, el Congreso (cada vez más fraccionado) evidenciaban su antagonismo político. Ambos Poderes Estatales no resolvían los problemas nacionales pese a las exigencias de la población. Simultáneamente “los sectores” políticos en pugna procuraban “movilizar simpatizantes” para exigir u oponerse a los objetivos del otro “bando”. Unos pedían asamblea constituyente, nueva Constitución, etc., y los otros respaldar al Presidente. La población consideró que se vayan todos y nuevas elecciones generales. En tanto, la economía nacional se deterioraba, ausentaron a inversionistas, faltó ofertas de empleo, se incrementó la informalidad y la pobreza. La corrupción fue inocultable.

En la pugna el Presidente pretendió cerrar el Congreso y éste inmediatamente con 101 votos (6 en contra y 10 abstenciones) declaró su vacancia y don Pedro Castillo terminó detenido y con procesos judiciales. Luego vinieron las “movilizaciones” en provincias y Lima, toma de carreteras, incendios en entidades públicas, saqueos, heridos y muertos. Unos “pedían” la libertad de Pedro Castillo, el “retiro” de la presidenta Dina Boluarte y los otros, respaldando a la Presidenta exigen elecciones inmediatas. Está evidenciado que introdujeron agitadores para que azucen a las masas “protestantes” a causar destrozos. Se observó la participación de congresistas.

Si el Congreso no posibilita la realización y convocatoria a elecciones al más breve plazo (en este año) y no reflexionan los políticos que organizan (y subvencionan) las protestas populares en provincias y Lima, las consecuencias de “expulsar” a la Presidenta sobrevendrá un caos irreversible. Vacada ella asumirá la Presidencia el del Congreso teniendo que convocar a elecciones. Paralelamente quedará evidenciada la falta de eficientes partidos políticos y volverán a postular aventureros que aspiran a “ganarse alguito”.

Es necesario que todos los sectores políticos actuantes midan las consecuencias de sus actos para el país y el pueblo.