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Todos los periodistas son iguales, pero unos más iguales que otros

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Fecha Publicación: 24/04/2024 - 22:10
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El título de esta columna hace alusión a una frase de la célebre obra ‘Rebelión en la Granja’, del escritor George Orwell, en la que se evidencia cómo, en pos de la “igualdad” (comunismo puro y duro), el poder recae en unos cerdos que instalan una dictadura y controlan, a través del vil populismo, el mundo a su antojo.
En el Perú, es evidente que unos periodistas son más “iguales” que otros, entendiendo esta “igualdad” como una presunta superioridad moral y un omnímodo poder.

Me refiero, por supuesto, a Gustavo Gorriti, director de la ONG de izquierda IDL, y de su mano derecha, Romina Mella, a quienes no se les toca ni con el pétalo de una rosa blanca, a pesar de que Jaime Villanueva ha confirmado lo que era un secreto a voces en los pasillos del Ministerio Público.

Villanueva ha dicho que Gorriti ordenó a Pablo Sánchez que Rafael Vela y Domingo Pérez integren el Equipo Especial del caso Lava Jato, cuya principal empresa corrupta involucrada, Odebrecht, recibió una lavada de cara –en vivo y en directo por televisión nacional– por parte del oenegero. También el exhombre de confianza de Patricia Benavides ha asegurado que Vela le entregó información a Vela para “cercar” al expresidente Alan García, que acabó con su vida de un balazo para evitar ser encarcelado injustamente, luego de que Pérez solicitara tal medida en su contra con base en un reportaje publicado por, ¡vaya casualidad!, IDL.

Todo lo declarado por el “Filósofo” se condice, en su gran mayoría, con la realidad, pues, como bien recordará el avispado lector, Gustavo Gorriti detuvo hace unos pocos años el allanamiento al local del IDL con un telefonazo a Sánchez. Una muestra palmaria del poder del tótem caviar en la Fiscalía.
En cuanto a Mella, el exasesor de Benavides contó que ella tenía un escritorio en el despacho de Domingo Pérez, desde donde revisaba documentos clasificados y escribía en una computadora. Además, el programa ‘Beto a Saber’ exhibió que la periodista de marras fungió de relacionista público de Pablo Sánchez, coordinando directamente con el fiscal brasileño Deltan Dallagnol.

A pesar de todo lo aquí descrito –y falta mucho más–, el Equipo Especial de Fiscales contra la Corrupción del Poder, que encabeza Marita Barreto, jamás ha requerido operativo alguno para las viviendas de Gorriti, Mella, o para la sede de la ONG.

En cambio, la vivienda del periodista Juan Carlos Tafur fue allanada solo porque este escribió un artículo en su web que no le gustó a Barreto. En el texto, Tafur cuenta que la fiscal viajó extrañamente a Punta Cana y Miami a visitar a una intocable, en ese momento, Sada Goray. Al director del medio digital Sudaca le han quitado su laptop y celular para averiguar cuáles son sus fuentes, algo totalmente inaceptable en una democracia, en donde la libertad de prensa debería estar garantizada.

Antes, por cierto, Marita Barreto denunció ante la Policía a dos periodistas de Willax por un presunto reglaje. Puro delirio de persecución de una fiscal que, con su ‘Valkiria 2’, busca ponerle los clavos en el ataúd de Patricia Benavides, quien está a punto de ser destituida por la cuestionadísima Junta Nacional de Justicia e impedida de salir del país.

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