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Te lo agradezco, pero no

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Fecha Publicación: 25/11/2023 - 22:40
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El peruano es un ciudadano meridianamente informado del acontecer nacional, no se puede decir que esté desconectado de los temas de coyuntura, al contrario conoce perfectamente todo aquello que afecta su vida cotidiana y por supuesto su economía familiar.

La ciudadanía ya sea de forma individual u organizada ha sabido manifestar en su momento, su descontento, su fastidio, su condena, ante determinados eventos políticos o actos de gobierno que consideran injusto o ponen en riesgo la democracia o la institucionalidad del país, ejerciendo su legítimo derecho a la protesta, muchas veces de forma espontánea sin que medie de por medio un guión o un incentivo económico, lo ha hecho por convicción para hacer sentir por calles y plazas su desacuerdo hacia sus autoridades exigiendo cambios o que se repongan las cosas al estado anterior en que se produjo la afectación de los intereses de la Nación o sus derechos constitucionales.

Podemos citar por ejemplo aquellas cinco exitosas marchas protagonizadas por jóvenes de todos los estratos sociales a largo del país en rechazo de la ley de régimen laboral juvenil, bautizada como la “Ley Pulpin” allá por el 2015 y que obligara al Congreso a derogarla y al Ejecutivo de ese entonces a firmar la autógrafa que le ponía fin, la calle puso contra las cuerdas al Gobierno de turno.

De allí en adelante hubieron otras protestas sociales, en el 2020 la mas grave en noviembre cuado cayó el régimen de Manuel Merino con las lamentables muertes de los jóvenes Inti & Bryan.

En el 2022, protestas y bloqueos de carreteras por parte de transportistas, trabajadores del campo, etc, que se cobró 6 vidas humanas, gobierno de Pedro Castillo.

En historia reciente, la terrible convulsión social al interior del país de cara a la capital de la República en diciembre del 2022 e inicios del 2023, sobreviniente a la caída del régimen de Castillo por golpista, con un saldo de 49 ciudadanos civiles muertos, lo que es materia de investigación por parte de los operadores del derecho.

¿Y qué de hoy?, según un importante sector de líderes de opinión, politólogos, comunicadores sociales, la población debe ganar las calles otra vez, hacer sentir su desacuerdo frente a determinados hechos o episodios provenientes de la clase política y las cúpulas de los poderes públicos, que señalan ser lesivos para el equilibrio de poderes, la meritocracia, la institucionalidad, la necesaria austeridad en tiempos de recesión económica, entre otros temas.

No obstante el ciudadano de pie, ¡Ahí!, las calles y plazas enmudecidas, no es visible un personaje con capacidad de convocatoria, capaz de aglutinar a las masas, liderar. El cansancio emocional en la gente asoma, el desempleo, la pobreza, el hambre en sus hogares ha menguado sus fuerzas, se vive para subsistir esperando a nuevas autoridades.

¿Se perdió credibilidad y confianza para con todos? ¿Hay recelo del rédito político que recogerían los promotores de nuevas protestas sociales?

Están aquellos que aún vive su duelo por los suyos caídos esperando alcanzar justicia, estos se reservan sus pocas fuerzas para llorar a sus muertos, Otros, temen la represión y el arriesgar sus vidas o su libertad.

Los hay, que no quieren hacer de tontos útiles, hacer el trabajo de alto riesgo de hacer protesta social en el Perú, a riesgo de impresentables que se cuelguen de las legítimas demandas o exigencias ciudadanas, para meter de contrabando la defensa de personajes que atentaron contra el orden constitucional, que socavaron la administración pública, que se repartieron los puestos públicos por clientelismo político de espaldas a la meritocracia o, lo más peligroso, que se camuflen remanentes de grupos terroristas, como el Movadef.

Todos estos, estimo meditan, ¿quienes serán los beneficiarios finales de esas protestas sociales?, acaso aquellos personajes que vendieron la esperanza de cambios y de justicia social, pero cuando llegaron al poder y me refiero al gobierno de Castillo, salvo contadas excepciones, se olvidaron de todo aquello y buscaron acomodo en la distribución del poder político, cero crítica, cero control político, mutis total en la designación de cargos de altos funcionarios con incidentes o denuncias por violencia contra la mujer y entorno familiar, o investigaciones penales, la ideología política lo justificó todo.

Quizás todo este desánimo obedezca a lo aquí reflexionado, ver los mismos rostros buscando ganarse con las avemarías ajenas, ¡te lo agradezco, pero no! Si esa gente diera un paso al costado otro sería el cantar.

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