Tantas veces Soros
Hay quienes sin pasar por las urnas concentran más poder que los electos. En 2014, el ministro de Justicia del humalismo, Daniel Figallo, nervioso por el seguimiento a las corruptelas de la brasilera Odebrecht, increpó a Yeni Vilcatoma: “¿Tú sabes quién es Odebrecht? Odebrecht pone y saca presidentes, es dueño del Perú, es dueño de Latinoamérica?”. Pues bien, esos “dueños” y sus consorciados locales (Graña a la cabeza) usaron su poder para saquear a nuestro país, mientras el especulador financiero y narco-promotor George Soros compraba alicaídas acciones de Graña y Montero en la bolsa de Nueva York en pleno escándalo Lava Jato. Y aquí no pasó nada.
Soros mediante su Open Society Fundations y otras instituciones supuestamente filantrópicas, financia a grupos, movimientos, líderes de opinión para desestabilizar democracias, forzar ‘revoluciones’, e inmiscuirse en la política interna de países con valiosos recursos naturales. Destruye valores, tradiciones y partidos políticos. ¿Por qué? Porque puede, tiene el dinero para hacerlo y apuesta por sustituir las soberanías nacionales por la soberanía empresarial, los Estados-nación por el globalismo.
Soros impulsa ahora el Tratado de Escazú, recientemente suscrito por el Perú que para diversos internacionalistas es la mayor amenaza a la soberanía nacional de nuestra historia republicana, pues obliga a responder a una autoridad supranacional, por encima de la Constitución, la normatividad y el Estado peruanos. El aparente inocente acuerdo ambiental relativiza la soberanía nacional con una estrategia globalista marxista.
Constance Nalegach, jefa de gabinete del ministro de Medio Ambiente chileno en tiempos de Bachelet, dejó su cargo en marzo de 2018 cuando Piñera asumió su segundo mandato. Nalegach negoció el Tratado por décadas y tras su renuncia fue invitada a una reunión organizada, entre otras, por la Open Society.
En 2019 el ex presidente del Congreso, Pedro Olaechea, refirió la existencia de un “juego político internacional” financiado desde el exterior. Habló de Soros y su apoyo al Foro de Sao Paulo (hoy Grupo de Puebla). Ideológicamente opuestos coordinan para socavar los Estados-nación.
El “manual de la guerra tranquila” enseña que para dominar a la gente deben arrancárseles sus raíces, esperanzas, creencias y las bases sobre las que se forjaron; por eso Soros, la élite globalista y los comunistas impulsan: la agenda de género, el aborto, campañas contra el cristianismo, fomentan el odio contra la propio país, su historia y los héroes devienen en villanos; y los grandes medios apoyan esa barbarie.
Nicholas Murray Butler, Nobel de la Paz en 1931, consideraba que el mundo se dividía en tres tipos de personas: un ínfimo número produce los acontecimientos, otro grupo algo más extenso asegura y vigila que eso no se descarrile, y una inmensa mayoría no tiene idea de lo que pasa. ¿Les suena?