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Tacna, la tierra santa del Perú

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Fecha Publicación: 27/08/2024 - 21:50
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Feliz día Tacna. Soy hijo de Tacna, pues por Basadre la conocí profundamente. En los brazos de La Heroica fui abrigado leyendo desde Lima al fecundo historiador de nuestra República. Así, sentí el calor de sus entrañas como el de mi propia madre e hice mía, por sus páginas gloriosas, su larga lucha durante la chilenización, por volver al seno de la Patria amada, un día como hoy, hace 95 años. El Estado peruano y sus gobiernos desde 1929 tienen para con Tacna una enorme deuda pendiente que, a solo un lustro del centenario de su reincorporación, ni siquiera ha comenzado a saldarla. Desde Lima, les digo, en medio del frío y la humedad que dominan esta capital, que Tacna es la tierra santa del Perú, pues sus hombres y mujeres se pegaron al suelo para no ser arrancados. ¡Esa es su grandeza! Por eso, hay que leer con pausa la pluma del enorme poeta, Federico Barreto, “el cantor del cautiverio”, cuando se refiere al episodio, casi cincuentenario, en que resistieron a la invasión chilena. A través de Tacna nos internamos en la patria invisible que nos legó Basadre para preocuparnos por ella. Tacna, entonces, es el alma nacional y el punto de partida de nuestro imaginario como país. Tacna es nuestro pasado y futuro y, entonces, siempre será difícil una mirada prospectiva del país sin ella. Nuestra reconstrucción nacional, a fines del siglo XIX, se hizo sintiendo el flagelo de la derrota, pero también debe serlo en la esperanza de su linda gente, citadina y rural, costera y andina, todos juntos, arquitectos de su grandeza histórica y del sincretismo de su carácter por las victorias de Palca y de la Corte Internacional de Justicia, militar y jurídica, respectivamente. En mi imaginario, desde niño la admiré por su tenaz resistencia y mística indoblegable frente a la ocupación sureña, y ya adulto, al advertir los justos reclamos de Tacna, cuyos pescadores no podían pescar en el Mar de Grau por una frontera de facto que imponía Santiago, viajé por todo el país explicando los argumentos de sus derechos que La Haya le reconoció. Pero en este día exijo poner coto a los discursos de la demagogia, queriendo embriagarla con retóricas de coyuntura, que más acrecienta el desdén por el olvido de erigir para Tacna la frontera viva que no cuenta, una imperdonable negligencia para la puerta de ingreso al Perú. Decidan: agua potable y de riego para toda la región. Acaben con la afrenta de que la biblioteca de Basadre siga en cajas y construyan en El Chinchorro el megacentro consular y cultural para venerar ad infinitum a las almas de nuestros compatriotas que vivieron y murieron en las epopéyicas y emblemáticas Tarapacá y Arica, hoy en respetuosa soberanía de Chile, país hermano.

(*) Excanciller del Perú e Internacionalista

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