Tabaco y vapeo: entre la reducción de daños y la protección de la juventud
Cada 31 de mayo, el Día Mundial Sin Tabaco nos recuerda la urgencia de actuar frente a una de las amenazas más persistentes para la salud pública global: el tabaquismo. Este año, el lema “Desenmascarando el atractivo” nos invita a exponer las estrategias manipuladoras de la industria del tabaco y la nicotina, dirigidas especialmente a los jóvenes, con productos presentados como inofensivos, coloridos y de múltiples sabores. Frente a esta realidad, el Perú se encuentra en una encrucijada: cómo proteger a su población sin criminalizar posibles alternativas de reducción de daño como el vapeo.
En ese contexto, la reciente aprobación de la Ley N.° 32159 marca un paso importante. Esta norma reconoce la diferencia entre productos tradicionales de tabaco y los dispositivos electrónicos de administración de nicotina, proponiendo una regulación diferenciada para estos últimos. Para la Asociación de Vapeadores del Perú (ASOVAPE), esta medida coloca al país a la vanguardia de América Latina, alineándolo con naciones que apuestan por regular antes que prohibir, como Reino Unido y Suecia.
ASOVAPE, conformada por adultos que dejaron el tabaco gracias al vapeo, sostiene que su experiencia debe ser considerada en el proceso de reglamentación. Su mensaje es claro: el enemigo es el cigarro, no el vapeo. Piden diálogo, regulación efectiva y políticas basadas en evidencia científica. Aunque el vapeo no está exento de riesgos, para muchos ha representado una segunda oportunidad, una vía menos nociva frente a la adicción al tabaco tradicional.
Sin embargo, el peligro de banalizar el vapeo es real. Datos preocupantes, como los de la encuesta GYTS (2019), revelan que el 6.3 % de escolares peruanos entre 13 y 15 años ya usaban cigarrillos electrónicos. Desde entonces, el número de puntos de venta ha crecido exponencialmente, al igual que las tácticas de marketing dirigidas a los más jóvenes. Presentaciones llamativas, sabores atractivos y mensajes ambiguos han facilitado el acceso temprano a la nicotina, aumentando el riesgo de dependencia.
CEDRO, una organización dedicada a la prevención del consumo de drogas, alerta sobre esta tendencia. Recuerda que la nicotina, presente en estos productos, es altamente adictiva y tiene impactos negativos en el desarrollo cerebral y la salud cardiovascular de los adolescentes. Por ello, su llamado a visibilizar las tácticas de la industria no es exagerado, sino urgente. Informar, educar y restringir la publicidad engañosa son acciones indispensables para evitar una nueva generación de adictos.
Regular el vapeo sin estigmatizarlo, mientras se endurecen los controles sobre el acceso de menores y se promueve la cesación del tabaquismo en adultos, es el equilibrio que el Estado debe lograr. Este 31 de mayo no se trata de elegir entre prohibir o permitir: se trata de diseñar políticas responsables, centradas en la salud, la evidencia y la protección de los más vulnerables.
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