Subsisten los problemas nacionales (II)

El Perú aún tiene problemas nacionales que requiere solucionar. Un problema es la falta de seguridad ciudadana. En los últimos años, la delincuencia se ha incrementado notablemente con la llegada de delincuentes extranjeros.

En la criminalidad, los malhechores actúan individualmente y/u organizados en bandas. Cometen hurtos, robos, estafas y asaltos en las vías públicas, establecimientos en general, vehículos, viviendas; usan la extorsión, intimidación, sicariato, rapto, lesionan y/o asesinan; han extendido la prostitución y la trata de personas.

Se ha incrementado el tráfico y comercialización de drogas al menudeo o para “exportarlas”. Muchos delincuentes dirigen bandas desde las cárceles. Los centros de reclusión están sobresaturados. Existe también la corrupción en los poderes del Estado.

Nadie está seguro en calles, establecimientos, vehículos de transporte público y privado, hasta en las viviendas. Los agraviados son varones, mujeres, niños y ancianos. Los medios periodísticos diariamente no cesan de informar de actos delincuenciales y jefes policiales exhiben a delincuentes que, con los atestados correspondientes, son puestos a disposición de fiscales y estos formalizan la denuncia penal; lamentablemente, se conoce públicamente que fiscales y/o jueces penales “resuelven” dando libertad a delincuentes y estos vuelven a las calles a seguir delinquiendo.

No obstante, aunque las autoridades informan que se combate la criminalidad, esta se está incrementando cada vez más.
Uno de los problemas que se adolece es que las cárceles están saturadas. Si se quiere combatir la criminalidad (incluyendo la corrupción en la actividad pública), la única solución es que se edifiquen más centros de reclusión donde se “interne” sin excepción a todo el que delinque. Estas cárceles deberían estar edificadas en alturas andinas y establecer que no se conceda libertad antes de que se cumpla el total de la pena que se les imponga.

En cada cárcel debe haber centros de producción de mercadería para los mercados. Todo detenido y/o sentenciado debe sufragar su mantenimiento. El Estado no debe mantenerlos gratuitamente.

Pero hay un problema: el Estado no tiene los recursos económicos necesarios para edificar las nuevas cárceles. Por ende, debe trabajarse para fortalecer la economía nacional. Necesitamos nuevas inversiones de empresarios nacionales y extranjeros quienes deben sentir confianza porque se les garantiza sus inversiones.

Consolidando la economía nacional, el Estado podrá tener los fondos necesarios para el combate eficiente a la delincuencia y garantizar la seguridad ciudadana.

¡Sin medios económicos suficientes, persistirán los problemas nacionales!

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