¡Soñar no cuesta nada!
Nuestro país necesita transformar su sistema de Justicia. Hemos tocado fondo, hundidos por la politización de la justicia y la judicialización de la política; ambas lacras, institucionalizadas en el país por la izquierda. Lo que tramitan nuestros tribunales son caricaturas de una jurisprudencia montada sobre normas infames elaboradas, debatidas y aprobadas por mayorías parlamentarias abyectas.
¡Ocurre desde que la izquierda secuestró el poder a través del socialismo sudaca; con Ollanta Humala ganando una elección financiada por el impresentable Hugo Chávez! Desde allí, Ollanta y su esposa Nadine, copresidenta de facto, junto a una impresentable mayoría congresal socialista —compuesta por activistas de ínfima calaña intelectual y profesional— decidieron legislar calcando los ucases comunistas creados por la Cuba fidelista y la Venezuela chavista. ¿Razón? Humala necesitaba devolverle a Chávez el favor de su elección, replicando la política impuesta por este en una, comprobadamente, destrozada Venezuela; otrora ejemplo tanto de democracia como prosperidad socioeconómica.
Desde entonces, nuestros postores al Congreso propuestos por partidos de izquierda —decididos a crear leyes inspiradas en Cuba y/o en Venezuela— representan al pensamiento neosocialista regional, inspirado en un vademécum legal fabricado por los servicios de inteligencia cubanos, traducido acá por un sujeto que hace una década es la eminencia gris en la embajada cubana, conocido como “Gallo” Zamora, decidido a incrustarnos una izquierda radical.
Pero como no hay lonche gratis, Humala, PPK, Vizcarra, Sagasti, Castillo y Boluarte traspasaron la filosofía jurídica fidelista a nuestro acervo legal, vía leyes “revolucionarias” calcadas de los archivos legislativos socialistas.
Hoy, los demócratas necesitamos urgentemente devolverle el Estado de derecho a nuestro país. Empezando por reponer —actualizado— aquel acervo legal que tuvimos cuando alguna vez fuimos país decente y próspero —mientras la izquierda NO mandaba acá. ¡Quiere decir que la democracia peruana necesita ganar las elecciones de abril 2016!
Y ese triunfo debe venir acompañado de la reforma total de nuestras normas legales. Sobre todo, aquellas que norman nuestros organismos de justicia (Poder Judicial, Ministerio Público, Tribunal Constitucional, Jurado Nacional de Elecciones). Concretamente, reestructurar nuestro sistema de justicia y fortalecer la independencia y gobernanza del Poder Judicial, reconfigurando la JNJ y asegurando su independencia, mediante un sistema de selección académico y ciudadano ajeno a cualquier influencia política. Además, crear la Corte Constitucional como organismo autónomo separado del Tribunal Constitucional, con funciones de control en convencionalidad, derechos fundamentales y litigios entre poderes estatales; fusionar/eliminar órganos redundantes de la justicia y descentralizar funciones, instaurando tribunales especializados en crimen organizado. También crear una nueva Escuela Judicial como centro de excelencia con estándares mundiales; instituir mecanismos para evaluar sus funciones, trato al usuario, carga procesal, calidad de las resoluciones; asimismo, establecer un Código de Ética Judicial con penalidades efectivas; erigir una plataforma única de trazabilidad judicial para seguir expedientes, procesos y resoluciones en tiempo real y acceso público; y simplificar procedimientos, eliminando ociosos y exagerados formalismos.
Concretamente, un Sistema Integral de Justicia que conecte tecnológicamente a la sociedad con el Poder Judicial, el Ministerio Público, la Policía Nacional, el INPE y la Defensoría del Pueblo. ¡Claro, soñar no cuesta nada!
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