Sociedad acojudada
A propósito del caso del escaso mental ‘Makanaky’, quien confesó, en una entrevista con el boxeador Maicelo (¡resulta que ahora cualquier pelagatos puede ser entrevistador!), que violó en manada a una joven, es fundamental preguntarnos por qué este tipo de personajes son entronizados a “influencers” por una sociedad acojudada, que, incluso, le dona dinero a través de las conocidas billeteras digitales.
Con una sociedad acojudada me refiero a los integrantes de una generación que se hallan ensimismados en sus teléfonos inteligentes (claramente mucho más inteligentes que el portador de turno), perdiendo el tiempo, por ejemplo, en hacer bailecitos estúpidos en TikTok con burdos temas sexuales. Para ellos, por supuesto, los libros son aburridos y obsoletos.
Se trata de jóvenes que han sido criados por un smartphone y no por sus padres, porque estos últimos se excusan en que el trabajo los exprime y que no tienen tiempo para nada, menos para sus hijos. Lo cierto, sin embargo, es que no se requieren horas para educar en valores a los menores. La escuela, definitivamente, no basta.
Estos son los muchachos -y adultos torpes también- que convierten a cualquier simio con celular en “influencer”. El “influencer”, en tanto, aprovecha a la recua que lo sigue para mendigar unas monedas. A cambio, los borregos demandan “brutalidad”, que es entendida en redes sociales como expresarse de manera soez sobre cualquier tema.
Es así como una dupla de cómicos ofensivos, que se caracterizan por “hablar huevadas” al burlarse de personas con síndrome de Down o de damnificados por los huaicos, generan miles de dólares a costa de los jóvenes equivocados.
Estos últimos, como bien recordará un lector asiduo de esta columna, fueron los que llevaron al ignorante Pedro Castillo a la Presidencia, porque, según los caviares que pululan en redes, supuestamente no había nada peor que la hija de Alberto Fujimori.
Son los mismos que salieron a marchar en plena pandemia en rechazo a la vacancia del lagarto Martín Vizcarra y la posterior asunción constitucional de Manuel Merino a la Presidencia. Como se recuerda, un grupete de “influencers”, que ni siquiera saben si son hombres o mujeres, salieron a manifestarse en redes aduciendo que representaban a una generación a la que sí le importaba la política. Jamás se les vio, sin embargo, quejarse por la corrupción que veíamos a diario durante la gestión de Castillo.
Quiero concluir este texto advirtiendo que, si los jóvenes tiktokeros no reaccionan a tiempo, serán reemplazados por alguna inteligencia artificial, la cual no necesitará mucha información para superar la sapiencia de un descocado fanático de ‘Makanaky’. Prueben ChatGPT y verán que no es una locura lo que aquí alerto.
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