Soberanía versus traición a la patria
El 14 del presente mes, desde Palacio de Gobierno, el Presidente de China, Xi Jinping, y la Presidenta del Perú, Dina Boluarte, inauguraron el megapuerto de Chancay. En el estrado no ocupaba sitio el, hasta ahora, amo de América: el Presidente de Estados Unidos, Biden. Ni siquiera en primera fila. Y el Presidente chino informó que los dueños del megapuerto son un consorcio estatal chino al 60 % y un consorcio privado (Volcan Letts) al 40 %. Acontecimiento equiparable a lo acaecido en noviembre de 1532, de Atahualpa por Pizarro, a lo actual con Jinping y Boluarte. Pérdida gravísima de soberanía que el Perú profundo, ahora, no podrá tolerar. El rechazo es inevitable. Cobrar los más de $8,500 millones que nos adeudan las transnacionales, cancelar la deuda externa y hacer que la nueva refinería de Talara funcione al tope. No valdría gran cosa el total funcionamiento de la refinería si no disponemos inmediatamente de los barcos especiales de distribución de la gasolina en el país. Proveernos rápidamente es impostergable. Simplemente, al no cobrar, Dina Boluarte estaría traicionando a la patria. Otra urgencia es prohibir totalmente la exportación de millones de toneladas de concentrados de cobre, pues, al refinarse en el extranjero, nos reconocen solo lo que corresponde al cobre y se apropian de lo demás. En la producción mundial de minerales, Perú ocupa un lugar privilegiado. Para su extensión geográfica y demográfica, tenemos oro, plata, cobre y litio en exceso si lo aprovechamos con un mínimo de responsabilidad patriótica. Y, siendo etnia creadora de gran cultura, fácilmente convertiremos al Perú en potencia mundial, a condición de saber defender nuestra soberanía.
Es este Perú potencia el objetivo o meta nacional del etnonacionalismo o Perú profundo. Su triunfo en las próximas elecciones generales es inevitable y está a la vista, pues el Perú foráneo o alienígena está deteriorado intelectualmente y relajado moralmente, y están fracasando en su intención de vacar a la Presidenta Boluarte, como ya fracasaron con la JNJ. El 15 de diciembre se cierra la Legislatura Ordinaria y hay receso parlamentario hasta el 15 de marzo de 2025, y en abril la convocatoria a elecciones generales del 2026, hecho que imposibilita la disolución del parlamento o la vacancia presidencial (último año del quinquenio). Ante estos objetivos, la Presidenta Boluarte debe apurarse en realizar las medidas patrióticas mencionadas que están a la mano. Terminaría como estadista y patriota.
Atrevidas las encuestas del IEP, que le dan 3 % (sus encuestados: grupo Fuji-Resistencia).
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, X, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.