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Sismo de 7.2 en Caravelí. No aprendimos nada

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Fecha Publicación: 29/06/2024 - 22:40
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El Perú, lamentablemente, forma parte del Cinturón de Fuego del Pacífico, donde las placas de Nasca y Continental al encontrarse originan la actividad sísmica que todos padecemos, cuya magnitud dependerá de la energía acumulada liberada y su profundidad. De ahí que, cuanto más cerca de la superficie de la corteza terrestre se presente un sismo, mayor será la posibilidad de daños. Nada de lo dicho aquí es nuevo, de sobra lo sabemos y lo hemos sufrido en carne propia, ciudadanos y autoridades, pero al parecer ¡no aprendimos nada!, y la muestra palpable saltó a la vista luego de ocurrido un terremoto de 7.2 de magnitud, según reportó el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), con epicentro en Caravelí – Arequipa la madrugada del 28 de junio, que fuera sentido en la propia Arequipa, Ica,

Ayacucho y Lima, desconociéndose inicialmente su grado de afectación. Para ello, hubo que esperar la luz del día y que se desplazasen las autoridades a la zona del epicentro transcurridas varias horas después, para que in situ se levantase la información real de la magnitud de los daños. Hasta entonces, reinando la noche, solo fue posible escuchar las voces visiblemente afectadas de pobladores y autoridades de los lugares siniestrados sacadas al aire por los pocos medios de comunicación y aquí me refiero a los de alcance nacional, que tuvieron el gesto de empatía de cortar su programación habitual, para dar pase a la cobertura de la emergencia que evidentemente era de interés general. Los llamados de auxilio para envío de maquinarias ante los derrumbes presentados, sobre todo en carreteras y caminos internos del sur del país, eran lo más recurrente. Durante esa madrugada no parecía estar ninguna autoridad nacional al mando, no se percibía un trabajo articulado entre las autoridades nacionales y subnacionales, cada quien salía al aire a describir lo que veía en su entorno pero desconectado del panorama general, no había liderazgos, empezando porque la jefa del Estado estaba en China, por lo cual los ciudadanos nos preguntábamos, ¿dónde quedaron los protocolos de intervención, donde cada autoridad respondiera según sus competencias?

Causó impresión escuchar a una autoridad municipal de la zona del epicentro que llamaba insistentemente a los ministros y no respondían sus llamadas y la cereza de la torta fue lo dicho por el premier Gustavo Adrianzen, a dos horas de producido el terremoto, de que se había levantado la Alerta de Tsunami en el litoral, lo que era irresponsable dada la magnitud del sismo, quedando descolocado a pocos minutos por el ente rector en la materia, la Dirección de Hidrografía y Navegación de la Marina de Guerra del Perú, aclarando que, por protocolo ante estos eventos naturales, mantenían la Alerta y que no la habían levantado, hasta una próxima evaluación en 4 horas después.

DIOS se apiadó del Perú, porque un sismo de 7.2 de magnitud de poca profundidad (28 km) era para que se cobraran vidas humanas y pérdidas materiales mayores, los pocos heridos que hubo ninguno con compromiso de vida y ya la maquinaria estatal despejó las vías obstruidas. Sin embargo, es imperioso afinar los mecanismos de comunicación y coordinación entre autoridades en materia de Defensa Civil, antes, durante y después de desastres naturales, hay de por medio vidas humanas. Y más allá del llamado a la calma que siempre es necesario hacer, son las acciones las que cuentan.

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