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Sin rumbo definido…

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Fecha Publicación: 02/08/2023 - 22:50
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El Perú requiere de claras e inequívocas definiciones en lo político, en lo económico y en lo social si es que realmente buscamos la necesaria estabilidad sobre la cual se desarrolle un responsable y sincero diálogo nacional que reconcilie a los peruanos y enrumbe al país por caminos claros hacia un desarrollo sostenido cuyos resultados sean percibidos como beneficiosos por todos los peruanos. Si no se logra este escenario, la gobernabilidad, la gobernanza y la confianza ciudadana se esfuman y la anarquía comienza a hacer de las suyas.

La señora Dina Boluarte perdió una brillante oportunidad de fijar un rumbo claro de gobernabilidad con unidad nacional en su mensaje de Fiestas Patrias.

No bastaba zanjar con la persona de Pedro Castillo por el desastre gubernamental que este provocó, por su conducta personal, su cuasi analfabetismo, la organización de cuadros de corrupción para el uso del poder en beneficio de muchos individuos sin escrúpulos cooptando las entidades y ministerios con mayor presupuesto de inversión, por su inocultable plan de subvertir el orden constitucional y quebrar el régimen democrático de gobierno basado en el equilibrio de poderes impulsando la violencia social, entre otras perlas, no bastaba con desligarse de Pedro Castillo.

No olvidemos que la señora Dina Boluarte postuló como vicepresidenta con Pedro Castillo, abrazando ambos, a plenitud, el plan de gobierno de Perú Libre, presuntamente redactado por Vladimir Cerrón, en el cual reconocían que el poder político lo ejercería el Partido Comunista del Perú Marxista Leninista Mariateguista determinando como eje de su política internacional la adhesión a al Foro de Sao Paulo y Grupo de Puebla para impulsar lo que ellos denominan el Socialismo del Siglo XXI y que desde la presidencia de la República tenía que impulsarse condiciones para un totalitarismo comunista teniendo como mentor a Fidel Castro y sus prédicas, entre las cuales, subliminalmente, fijaban como objetivo la conformación de milicias populares con ronderos.

Se requería, entonces, que la señora Dina Boluarte deslindara ideológicamente con ese plan de gobierno comunista a ultranza con cuya prédica llegó al poder y lo compartió con Pedro Castillo en cómplice silencio porque jamás discrepó de éste mientras destrozaba la gobernabilidad y estabilidad del país.

No lo hizo y apostó por un soporífero listado de promesas de obras cuyo costo no mencionó jamás, como tampoco dijo de dónde obtendríamos el dinero para ir cubriendo los vacíos del erario nacional generados por el gasto de inversión.

Es cierto que habló de obras bajo la modalidad de inversión público-privada, aunque no fijó una línea de política internacional que haga al Perú atractivo a la gran inversión privada. Nada dijo sobre la seguridad de las grandes minas e inversión privada contra las cuales actúan impunemente los violentistas de siempre, ni sobre la estrategia peruana ante el G7 y el BRICS, entre otros, de modo que estamos otra vez como una hoja al viento.

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