Sin previsión alguna ante crisis energética mundial
Estamos en una coyuntura económica mundial complicadísima que tiene como origen el conflicto entre Rusia y Ucrania, cuyas manifestaciones básicas han sido los altos precios de los hidrocarburos y fertilizantes; que han devenido en inflación alta, siendo la reacción de los bancos centrales, el incremento de las tasas de interés, que hacen prever un periodo de desaceleración del crecimiento económico, con muchas probabilidades de recesión mundial.
El tema de fondo está en el embargo impuesto por Occidente a las exportaciones rusas, que para los europeos ha significado una seria afectación en el sector energético, dada su alta dependencia de los hidrocarburos provenientes de esa locación.
La demanda europea abastecida por Rusia respecto al total de sus importaciones, según las estadísticas publicadas en el 2021 por British Petroleum, era del 30% en petróleo crudo, 38% de combustibles líquidos, 38% del gas natural (GN) transportado por ductos y 15% del gas natural licuado (LNG).
Estas cifras indican que la garantía de suministro estará en una posición endeble en el mediano plazo. Las señales alentadoras basadas en la caída reciente del precio del petróleo crudo y combustibles, así como la expectativa que los Estados Unidos incrementará su oferta exportable a Europa, no son tales. La OPEP en reunión del pasado día 5 de este mes ya anunció un recorte de producción de crudo de 2.0 millones de barriles diarios, necesitan seguir manteniendo precios altos.
De otro lado, hay una evidencia objetiva que el petróleo diésel (D2) es un bien escaso mundialmente, que se expresa en su cotización en el mercado relevante de la Costa del Golfo de México. Hoy cuesta 68% por encima del valor del insumo crudo, históricamente valía solo 30% más. La escalada alcista se ha dado desde mediados de marzo de este año. El mercado europeo demanda en volumen de D2, una cantidad que es 3.4 veces el consumo de gasolinas, ratio muy similar se tiene en Perú.
Lo que experimentaremos localmente en los próximos meses es: precio alto del D2, del cual seguiremos siendo importadores y un gran incentivo para exportar LNG, con cargo a las reservas; lamentablemente desde el Gobierno no muestran política alguna para sobrellevar esta difícil situación.
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