Sin equilibrio de poderes
Las sucesivas acciones y reacciones entre el Congreso y el Ejecutivo ya nos muestran como resultado claro e inequívoco que éste tiene el control de aquél luego de un inteligente proceso de fragmentación con sombras de corrupción que esperamos sean bien investigadas por una fiscalía muy torpe y concesiva en todas sus intervenciones anticorrupción hasta la fecha.
El Ejecutivo ha venido jugando con el Congreso al gato y al ratón provocándolo con gabinetes con inclusiones groseras de personas que denigraban el cargo de ministros, cediendo a veces antes de concurrir al pleno a pedir la investidura con sustituciones que significaban instrumentos de decantamientos políticos para ir consolidando el poder que la ultraizquierda detenta a través del profesor Castillo y de Vladimir Cerrón, expulsando progresivamente tanto del Ejecutivo como de todo el aparato estatal a los conocidos como caviares o como Perú Libre los denomina en su plan de gobierno, los empresarios de la izquierda que se enriquecen con sus oenegés a quienes hay que destruir.
Así las cosas, progresivamente el Ejecutivo obtuvo el voto de confianza para gabinetes con sus cuestionados ministros, mostrándose el Congreso como un ente inútil que esgrimía como instrumento político la ilógica idea de la censura contra aquellos a quienes ya había otorgado su voto de confianza.
La oposición en vez de crecer comenzó a reducirse y hasta a perder sus convicciones al descubrirse que entre sus propios miembros los votos no respondían a las posiciones públicamente asumidas por los voceros.
En este escenario ya no cabe seguir hablando de vacancia, infracción constitucional con denuncia incluida y ni siquiera de censuras ministeriales porque el Ejecutivo jamás permitirá que sus ministros salgan desairados y, al respecto, ya hicieron el ensayo con el nuevo ministro de Salud a quien, luego de mil cuestionamientos, los congresistas votaron en contra de su censura y hasta le concedieron el beneficio de la duda.
Por eso no llama la atención de que el Presidente haya asistido al Congreso para dar su discurso confrontacional, atacar a la prensa y luego marcharse porque sabiendo el desenlace, quedarse era una innecesaria pérdida de tiempo.
Sin embargo, el ataque a la prensa debe ser tomado muy en serio por los medios de comunicación porque de acuerdo al plan de gobierno de Perú Libre para la captura total del poder público, el control de la prensa era una etapa del desarrollo estratégico que, pensamos, iba a tardar mucho más, pero las cosas han avanzado a tal velocidad que la ingobernabilidad provocada para un empobrecimiento poblacional que impulse a la población a someterse al poder, ya lo estamos sufriendo con una economía paralizada, sin inversiones, sin dinero para producir servicios públicos y huelgas masivas que se nos avecinan.
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