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¿Será verdad tanta belleza?

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Fecha Publicación: 27/09/2024 - 23:00
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El justificado paro de los transportistas de servicio público del jueves sacó de su letargo a este conjunto de ineptos que conforman lo que llaman el gobierno de Dina Boluarte. Van a cumplirse dos años desde que, temerariamente, este régimen tomara las riendas del poder, sin saber leer ni escribir en materia de gestión pública, presupuesto, seguridad interna y/o externa de la nación, entre tantas complejidades que conforman la responsabilidad de gestionar un Estado. Simultáneamente, el Congreso, integrado en buena parte por gente neófita y alharaquienta, revestida de una vasta charlatanería y acostumbrada a hablar barbaridades, en su mayoría cargadas de intenciones políticas de una ultraizquierda, presta a cubanizar –concretamente a destruir– esta nación al costo que fuere.
Ayer, al finalizar la tarde, el régimen Boluarte entendió –a la fuerza– que el país se encuentra al borde del abismo, frente a un tsunami extorsionador tremendamente violento. Esto, sumado al terrorismo urbano impuesto por unas huestes extremistas que, desde la fraudulenta elección de Pedro Castillo –miembro del Movadef (Sendero Luminoso)–, retroalimentan a una izquierda troglodita que permanece en puestos clave del Estado, aliada con grupos ligados al anarquismo que controlan regiones como Puno, donde el Estado no puede ni acercarse.
Los triunfadores de la importante jornada desarrollada el jueves, como señaló EXPRESO, no fueron solamente los transportistas, sino el pueblo, que es usuario del transporte urbano y, en general, aquella mayoría democrática que manifestó su rechazo y condena, tanto a esos criminales chantajistas –que someten a los dueños de vehículos de transporte urbano a punta de bala y dinamita– como a aquellos políticos que les apoyan. Por cierto, la ciudadanía se expresó con dureza contra la actitud medrosa del régimen Boluarte, perdido en la nebulosa de su exasperante incapacidad. Reiteramos lo que escribimos el jueves pasado. ¡El país atraviesa por una coyuntura indignante, con la presencia de hordas criminales –de carácter transnacional– dedicadas a extorsionar a diversos sectores sociales, apelando a la violencia extrema! Gente que ha encontrado una extraordinaria veta de recursos a través del robo institucionalizado, acompañado del chantaje.
Demasiado tiempo –pero, sobre todo, excesivas muertes y graves perjuicios– ha generado toda esta violencia desenfrenada, que hace tiempo enluta a una nación hastiada por la parálisis de un gobierno inepto y soberbio. Recordemos que pronto cumplirá dos años en el poder, aplicando la nadería como doctrina, ignorando la violencia y permitiendo con ello no solo que se multiplique, sino que se consolide y haga crónica.
Hemos tenido que llegar a esta etapa –el chantaje terrorista acompañado de violencia y muerte– para que, recién, el Ejecutivo acepte sancionar drásticamente estos crímenes dentro de una nueva ley de Terrorismo Urbano, que abarque tanto terrorismo, sicariato, secuestro, extorsión y posesión de armas de fuego de procedencia ilegal. Resta que el Congreso apoye los proyectos de ley que ha prometido hacerle llegar el primer ministro Gustavo Adrianzén. De no suceder esto, la coyuntura nacional se convertirá en extremadamente explosiva; consecuentemente inmanejable e impredecible. Esperamos que los legisladores hagan honor a su cargo.

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