Señor Presidente

Recojo los trozos de calles que pisamos cercanamente en defensa de la Patria, de los valores cristianos en la educación y la integridad de los niños, recuerdo sus esfuerzos por ser oído en su defensa de la causa magisterial, y habernos encontrado en el Congreso buscando amparo de sus legítimas demandas, creí en usted, señor Castillo, cuando todos le cerraban la puerta, y a la usanza de los 90, le inventaron ser terrorista.

Creímos que con usted se abriría la puerta a la libertad de nuestro país, no porque fuese un gran estadista, sino porque en su pecho latía un corazón peruano, no comprometido con la corrupción internacional que nos está sometiendo a un gobierno globalista y convirtiendo al Perú en una colonia del mal llamado Nuevo Orden Mundial, totalitario y anticristiano.

Cayó víctima de sus colaboradores de campaña electoral que se convirtieron en sus secuestradores y verdugos, gente que bajo el lema socialista acumula odios y rencores contra los que suponen son los autores de su pobreza, falacia comunista que no tiene sustento sino para arengar poblaciones que ignoran las verdaderas razones morales y espirituales de su situación.

Quién puede negar la injusticia y la corrupción endémica en nuestro país, pero un pueblo fuerte moralmente es capaz de vencerlas y remontar su desarrollo, los gobiernos regionales y locales han sido sólo el reflejo de la precariedad moral de los gobiernos centrales, todos demuestran la profunda crisis moral de nuestra nación. ¿Por qué le echan la culpa a los ricos?

Si el pueblo peruano se hubiera levantado tras un liderazgo moral fuerte, no estaría pensando en lucha de clases, ni en dominar un sector a otro, sino en construir riqueza en bien de todos, los ricos serían más ricos y los pobres saldrían de la pobreza.

Me apena la moción de vacancia presidencial, no se la merece, recién empieza a salir de los lastres que lo rodearon, y del yugo de sus secuestradores, pero algo que no llego a entender es por qué existiendo tanta gente buena y preparada para gobernar que le ha ofrecido su apoyo, usted nombra ministros y asesores que le jalan el saco y lo entregan en las manos de sus opositores.

Su ministro de Salud lo ha llevado a base de engaños, a ordenar por decretos un genocidio en contra del pueblo que lo llevó esperanzado a ser Presidente, el clamor de sus corazones y su sufrimiento extremo está llegando a los oídos de Dios, está a tiempo de rectificar, terrible cosa es ignorar la mano del Juicio de Dios.

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