¿Semana de las Pymes?

La semana pasada visité la Semana de las Pymes, organizada por la Asociación Pyme Perú y el Ministerio de la Producción. Entonces recordé que un evento de esta naturaleza no se realizaba desde 1998. Desde la época de Prompex y Prompyme, durante el segundo gobierno de Alberto Fujimori, cuando se logró enfocar la promoción de las micro, pequeñas y medianas empresas en tres frentes claves: financiamiento, asistencia técnica con capacitación y nuevos mercados.

Las ferias regionales en ciudades como Lima, Arequipa, Trujillo o Huancayo y los viajes al exterior llevando oferta peruana exportable de artesanías, confecciones, productos en madera, metalmecánica, alimentos y bebidas, entre otros, logró avances importantes que puso nuestra marca país en varios mercados de Norteamérica, Europa y Asia.

Lamentablemente, los sucesivos cambios de gobierno detuvieron el avance obtenido. Se prefirió comenzar de cero, una y otra vez, llevando a la desaparición de ambas entidades y perdiendo el rumbo de la conquista de nuevos mercados.

Visitarla fue refrescante. Descubrir productos de metalmecánica en Lima, vinos de berries en Áncash, prendas de vestir con piel de pescados en Pucallpa e innovadores productos que no tienen nada que envidiar a la última tecnología en nutrición, belleza y cuidado de la salud, nos hicieron pensar que tal vez estén por llegar nuevos tiempos con este cambio generacional de emprendedores.

El reto es que este cambio se dé a la misma velocidad entre quienes nos gobiernan, porque de otro modo la brecha entre avance público y privado será insalvable. Si no van al mismo tiempo, podríamos generar un malestar ciudadano de tal magnitud que no encontrarán algo mejor que exigir salidas bruscas y autoritarias, por no decir totalitarias.

Lo que debemos entender bien quienes buscamos darle salidas a esta energía contenida en la emergencia empresarial popular es que tras ella no se esconden tintes políticos, religiosos o ideológicos, sino simplemente energía por concretar la satisfacción de una necesidad humana.

Si las reglas de juego del intercambio social no están bien dadas, como lamentablemente ocurre hoy en el Perú, este intercambio se dará en forma desordenada e informal, e incluso al margen de la Ley. El emprendimiento corre el riesgo de convertirse en una herramienta perversa para nuestra convivencia, si es atrapada por la economía ilegal.

Por ello es tan importante retomar la institucionalización de la microeconomía en el país. Algo muy alejado de las vacas sagradas que solo velan por las cifras macroeconómicas. Esta tarea que corresponde al complejo gubernamental en todos los niveles de gobierno.

Es fundamental citar a un conclave gubernamental que reúna a alcaldes, gobernadores y ministros de Estado y definir cuanto antes nuevas reglas de juego que promuevan el emprendimiento popular para los próximos 30 años, con miras a incrementar nuestro potencial exportador. De no hacerlo, no habrá más semanas para las pymes que celebrar. ¿Qué estamos esperando?

Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.