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Seguro de desempleo

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Fecha Publicación: 31/03/2023 - 21:30
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El gobierno comienza a plantear la necesidad de que los peruanos tengamos un seguro de desempleo, el cual tendría un costo de entre 1.8 % y 2 % de la remuneración y no reemplazará a la CTS. De convertirse en realidad daría una cobertura por un período de tres o cuatro meses, con un porcentaje del sueldo que venías percibiendo, entre 60 % y 70 %. Una idea que parece atractiva pero que es poco práctica en un país con alto índice de informalidad laboral.

La propuesta que provino del ministro de Trabajo y Promoción del Empleo, Eduardo García, no soluciona el gran problema laboral peruano.

Los ministros de dicha cartera suelen ir por la vía fácil y concentrarse en las personas que tienen la bendición de contar con un empleo formal. Los problemas se dan entre las personas que no lo tienen y por lo tanto no cuentan ni con CTS, cobertura de EsSalud, ni vacaciones pagas u otras protecciones laborales. Para dichos trabajadores las propuestas son escasas o nulas.

Hoy la CTS representa el 8.33 % de la remuneración y el seguro de desempleo costaría entre 1.8 % y 2 %. Si bien el ministro no se ha cerrado a mantener ningún porcentaje sino por lo contrario se ha mostrado abierto, aún no queda claro cuál institución administraría dicho dinero. Y esa es la madre del cordero. El Estado es pésimo administrador.

Disculpen la franqueza, pero tras ver a casi todos los presidentes de la República, de los últimos 30 años, citados por la justicia y tras escuchar promesas incumplibles (cómo el balón de gas a S/16), plantear que el Estado administre un seguro de desempleo es darle gusto a los lobos por tres motivos.

PRIMERO: lo administrarán mal y se convertirá en caja chica de cualquier gobierno. En el corto plazo, nos enteraremos de que estará desfinanciado y el Gobierno deberá financiarlo. SEGUNDO: dicha financiación saldrá de los impuestos que se recauda sobre los mismos de siempre y un gran porcentaje seguramente terminará pagando sueldos de personas que entrarán al aparato estatal en cada gobierno. TERCERO: se convertirá en una herramienta de politiquería. Cuando el gobierno de turno este de buen humor bajará la tasa, cuando este de mal lo subirá. Cuando ande trasnochado buscará que el empresario pague una parte, y encarecerá aún más la generación de puestos de trabajo formales.

Voy más allá. El Estado es un gran empleador, sin embargo, no cumple sus propias leyes. Crea esquemas laborales especiales para no pagar todos los derechos a los trabajadores. ¿Hará lo mismo con el seguro?

Repito. La idea es buena. Lo malo, lo que genera pesadillas, es que sea ideado, administrado y ejecutado por el Estado. Urge que en el diseño se cuente con el conocimiento de organizaciones internacionales y nacionales. Debe darse además un debate altamente técnico. Debemos aprender de nuestros errores, y no repetirlos. Esperemos que el ministro García piense igual, y también plantee propuestas para los informales.

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