Seamos demócratas radicales
Lanzo algunas propuestas que, con lágrimas en los ojos, dolidos, con voz lastimera, los corruptos calificarán que provienen de un Quijote díscolo, desquiciado, enajenado, fascista antidemócrata.
Debería establecerse que, para postular al cargo público por elección popular, será imperativo pasar por exámenes rigurosos que acrediten su capacidad; como si se tratase de una empresa transnacional. El gestor público deberá ser probadamente el mejor para el cargo. El que presente documentación falsa será ejemplarmente condenado a cárcel efectiva.
Sancionar con la cancelación de los partidos políticos que postulen al Congreso a personas que, postulando y/o siendo electas, sean condenadas penalmente por cualquier delito. Mientras esté en curso el proceso, asumirá el cargo su accesitario. Los partidos deberán ser el filtro más importante para la postulación al cargo público. Además, si un congresista renuncia a su bancada, ipso facto, ocuparía la curul el accesitario.
Todo funcionario condenado por delitos contra el Estado será sancionado, aplicando gradualidad, con pena privativa de libertad efectiva e incluso con cadena perpetua; siempre con la inhabilitación de por vida para ejercer el cargo público. Ningún corrupto debería favorecerse con ningún tipo de beneficios penales. ¡En el Perú los delitos de corrupción no deberían prescribir!
Respecto a Serenazgo, propongo que sea erradicado. Es un servicio a favor de los alcaldes corruptos, que son el 99.99%. Todos sabemos que es la caja grande desde la que se pagan favores, contratando personal de los que apoyaron en las campañas electorales. Es fuente de corrupción a través de los contratos de alquiler, compra y mantenimiento de vehículos. Lo mismo ocurre con los contratos para limpieza pública, recojo de residuos, parques y jardines, mantenimiento de vías, obras públicas, entre otros. Serenazgo no sirve ni servirá nunca, ya que no tiene la capacidad coercitiva necesaria para luchar contra el crimen organizado, las mafias, y ni siquiera contra los delitos comunes. Con los ingresos que pagamos por este concepto, se debería fortalecer a la PNP.
En las obras públicas, una vez iniciadas, nunca deberían detenerse, así se presenten contingencias de cualquier tipo. Mientras se ventilen los procesos ante el Poder Judicial, arbitraje o entidades internacionales dirimentes, la obra debería continuar, bajo sanción de hacerse efectivas las penalidades.
A toda persona que delinca y sea detenida en flagrancia, se la enviará directamente a la cárcel hasta que culmine su proceso. Si en la etapa investigatoria preliminar, por cualquier motivo, la fiscalía o la PNP elabora o sustenta inadecuadamente el informe fiscal o atestado policial, el delincuente no será liberado. Las faltas y delitos menores no deberían ser considerados autónomos de los siguientes que se cometan. Si alguien recurrentemente comete delitos menores o faltas, el sistema los sumará, considerándolo un delincuente peligroso para la sociedad, debiendo ir preso por muchos años. Hermanos peruanos, el sistema deberá preponderar los derechos humanos de los buenos ciudadanos; los que delinquen no pueden favorecerse por errores del sistema.
Quijotes, me faltaría tinta para expresar la cantidad de propuestas que seguramente a muchos ya se les ocurrió, pero que, por alguna razón, no se implementan. La respuesta es simple: ¡porque los que están en el poder son los corruptos!
¡Hermanos peruanos, es tiempo de ser demócratas radicales contra los delincuentes! ¡Es tiempo de que los mejores tomen el poder! ¡Los ineptos, incapaces y corruptos a la cárcel de por vida!
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