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Sanguinarios: delincuencia venezolana organizada y atomizada

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Fecha Publicación: 12/10/2025 - 22:40
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Venezuela es un país violento. Todos los que han pasado los últimos ocho años defendiendo a esta migración violenta, ilegal y descontrolada a nuestra patria, han usado el argumento de que los criminales sanguinarios que han llegado al Perú son los que estaban en las cárceles venezolanas, y fueron liberados para salir a otros países a delinquir. Eso ahora es insostenible como verdad en la práctica. En una investigación dedicada a la cultura criminal de los delincuentes venezolanos, que divide en dos grupos los tipos de delincuencia de ese país, existe una característica en común: ambos son sanguinarios.
Entre los años 2022-2023, la población penitenciaria en Venezuela ascendía a 67,000 internos, lo que representaba 158 % de sobrepoblación en sus cárceles, la más alta de América del Sur (Rísquez, 2023). La liberación de criminales venezolanos se inició en el 2015, cuando la tasa de homicidios violentos en dicho país ascendía a 119.87 homicidios violentos por cada 100 mil habitantes: delincuencia, muertes, secuestros, asesinatos por encargo (sicariato), extorsión a todo nivel. El país se tornó irrecuperable. Así empezó la salida masiva de venezolanos y de peruanos que decidieron regresar a su patria.
La Delincuencia Venezolana Organizada (DVO) incluye a todas las organizaciones criminales del sicariato, que conforman el “Tren de Aragua”, “Los Gallegos” o “La Cota 90”, además de las nuevas bandas criminales que luego se han formado o adherido. Esta delincuencia se dedica, principalmente, a la extorsión o cobro de cupos, la trata de personas y prostitución clandestina (en general, con extranjeras). Este tipo de banda del crimen es estable, jerárquica, con subdivisiones y roles definidos para dominar territorialmente áreas pequeñas y muy grandes. Matar y torturar son su línea de acción. No respetan a niños, mujeres ni ancianos.
La Delincuencia Venezolana Atomizada (DVA) son aquellos individuos o pequeños grupos de venezolanos que se dedican al robo callejero en motocicletas. Una gran parte de ellos lo hace camuflada en empresas de delivery. Roban casas, partes de autos, en tiendas, parecido a lo que son los “choros” en Perú; pero con una enorme diferencia: los peruanos no son sanguinarios. Esa no es una característica de nuestra cultura criminal. Los delincuentes venezolanos atomizados vigilan a su víctima, la siguen y la matan. Este tipo de delincuente ofrece sus servicios de sicario de manera independiente y crea un currículum delictivo.
Ambos grupos trabajan en armonía, porque están preparados para todo. La delincuencia venezolana atomizada no salió necesariamente de prisión. Se formó en las calles de Venezuela y emigró al Perú gracias a todas las facilidades que Migraciones ha dado a esta migración violenta. Ha llegado gente inservible al país: delincuentes de alta y poca monta, igual de sanguinarios, y han llegado con sus familias. Se tienen que ir.

Por Victoria Ccanto Buendía

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