Salud y proyecto de vida

“No hay más que un problema filosófico verdaderamente serio, y ese es el suicidio”, escribió Albert Camus en el inicio de su ensayo El Mito de Sísifo. Y también y pese al mar de perplejidades, incongruencias y naufragios en el que navegamos, señaló, como lo haría Ortega y Gasset: “Nada es una tragedia hasta que el héroe es consciente de su circunstancia”. Cuando lo hace, se sincera con su propia existencia y al hacerlo, se rebela contra ella. En el apego de un hombre a su vida hay algo más fuerte que todas las miserias del mundo, advierte el gran escritor francés y añade: “El juicio del cuerpo equivale al del espíritu y el cuerpo retrocede ante el aniquilamiento. Adquirimos la costumbre de vivir antes que la de pensar. En la carrera que nos precipita cada día un poco más hacia la muerte, el cuerpo conserva una delantera irreparable”. Al realzar el valor de la vida, Camus, resalta la capacidad que tenemos para disfrutarla y, consecuentemente, para ser felices. Y no hay disfrute sin salud.

Ese cuerpo que en el suicidio se precipita hacia el aniquilamiento y ese espíritu derrotado que le acompaña, están enfermos, sin duda. Pero no lo están en el sentido de que sus órganos están mal o su ánimo está decaído, sino en su ser integral que está dañado: cuerpo y alma pero algo más, su entorno. Es allí, creo que surge la propuesta de una salud completa, de una medicina que abarque los aspectos esenciales de la vida humana, como lo entendieron en su momento histórico las culturas ancestrales. No la medicina centrada en el daño al cuerpo o al alma por separado o sin relación con su entorno o medio ambiente, sino juntos y en comunión con ellos, configurando un proyecto vital para cada quien que abarque, asimismo, los proyectos del otro, es decir, un proyecto de vida personal y social, que es lo que propone la Medicina centrada en la Persona.

El connotado psiquiatra peruano Juan Mezzich, expresidente de la Asociación Psiquiátrica Mundial con sede en Nueva York, es el líder internacional de este nuevo enfoque, que va adquiriendo prestigio y resonancia especialmente en Asia, África y América Latina, regiones del mundo en donde, como en el verso de Vallejo, nunca la salud fue más mortal.

En el Mito de Sísifo, este es castigado por los dioses: deberá cargar una piedra hasta la cumbre de una montaña solamente para que cuando llegue ahí, esta se caiga y tenga que comenzar nuevamente. Sísifo entiende su situación y no por ello se arroja del punto más alto de la montaña, sino que se rebela contra los dioses y asimila con estoicismo su castigo. Al enfrentar el absurdo que constituye su condición se rebela contra él y lo sobrepasa.

Quien tiene un proyecto de vida no se suicida, señala el profesor Mezzich. Ese proyecto, personal y social, está en el núcleo de la Medicina centrada en la Persona.

Jorge.alania@gmail.com

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