Rusia secuestra niños ucranianos
El Consejo de Europa, integrado por 41 Estados, ha censurado al gobierno de Vladímir Putin por secuestrar a miles de niños ucranianos para trasladarlos a su territorio; y, en ese sórdido contexto, una investigación de la Universidad de Yale (EE. UU.) denunció la existencia de 210 instalaciones donde trasladan a 35 mil infantes raptados.
El reporte agrega que “los menores son reeducados en el patriotismo ruso, reciben instrucción militar y entrenamiento en la guerra de trinchera”; una manipulación perversa, inhumana e ilegal que no puede quedar impune.
También recordemos que, en marzo de 2023, la Corte Penal Internacional (CPI) ordenó el arresto del autócrata ruso y de la comisionada para los Derechos del Niño, María Lvova-Belova, por ese grave delito que constituye un “crimen de lesa humanidad”, de acuerdo al artículo 7 del Estatuto de Roma de la CPI, en la misma categoría que los asesinatos, el exterminio, la esclavitud, la tortura y la persecución de grupos políticos, religiosos, raciales y culturales.
Por su lado, Daria Herasymchuk, asesora de la infancia del presidente Zelenski, declaró que solo han identificado a 20 mil víctimas, de las cuales 1,604 han sido recuperadas.
Luego afirma que “los rusos están cometiendo un genocidio. Su objetivo es asesinar, herir o secuestrar a niños de todas las edades. Soportan militarización y adoctrinamiento político. Son privados de su identidad nacional, obligados a tener pasaporte y hablar ruso. Y saben que, al cumplir 18 años, los forzarán a unirse a las filas de su ejército para combatir a Ucrania.” (Diario Expreso de Ecuador, 15/09/2025).
Para arrostrar esos actos de barbarie se ha constituido una coalición internacional con el propósito de rescatar a esos menores y devolverlos a su patria, una alianza diplomática que reúne a 42 países, entre ellos Costa Rica, Argentina y Chile, a los cuales proyecta integrarse Ecuador, y esperemos que el Perú siga el mismo camino.
Es extraño, sin embargo, dada la gravedad de los hechos, que la Agencia de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) guarde silencio, al igual que el centenar de ONG que velan por los derechos humanos.
En resumen: Rusia sigue bombardeando edificios de viviendas, hospitales y colegios, en un conflicto donde han muerto o quedado heridas un millón de personas de ambos lados, mientras la destrucción de la infraestructura de Ucrania se estima en 580 mil millones de dólares, según la ONU.
Solo más sanciones, sumadas al aislamiento y presión europea y norteamericana contra Putin, pueden terminar con este capítulo de horror en un mundo sin reglas ni garantías, donde los organismos multilaterales se muestran impotentes para contener a un régimen totalitario y antioccidental.
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