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Rodolfo Hernández: gloria y ocaso del candidato colombiano

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Fecha Publicación: 15/03/2024 - 21:20
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El candidato a la presidencia de Colombia, Rodolfo Hernández Suárez, que por poco le gana a Gustavo Petro en las elecciones de 2022 y por tanto, hubiese terminado ungido mandatario de su país, haciéndose figura de un momento a otro, luego de abofetear al concejal John Claro, de Bucaramanga, donde Hernández era alcalde, acaba de ser condenado en primera instancia por corrupción, y durante la lectura de su sentencia, no pudo contenerse y soltó en llanto dando aviso a todo su país y al mundo que padece de cáncer terminal. He visto el video que registra lo que cuento y la verdad es que impacta por lo que nunca debemos siquiera emitir juicio de valor sobre los momentos de desgracia en la vida de un ser humano; sin embargo, dejando a un lado este triste momento personal sobre la salud en la vida de Hernández, resultará pertinente traer a esta columna, al estereotipo del outsider, que es lo que fue este ingeniero dedicado a la empresa, colérico, irreverente y estrafalario, pero con pocos reflejos políticos, que fue su mayor óbice para convertirse en presidente de Colombia.

Petro, más elaborado en los recursos de la acción política entre los que debía contarse su verbo –lleno de construcciones falaces–, que más bien fue la mayor carencia de Hernández, un personaje definidamente pragmático. Pero Hernández perdió las elecciones porque visibilizó su miedo a la derrota, hasta refugiándose en Miami, y eso le hizo perder a muchos de los adictos que lo vieron corajudo y valiente al propinar la bofetada al referido concejal que lo hizo estrella. Su decisión de renunciar a su condición senador en el Parlamento colombiano y refugiarse otra vez en Bucaramanga, sorprendió a tirios y troyanos de la clase política cafetera, pero sobre todo a la opinión pública que no terminaba de comprender cuál fue el objeto y sentido de lanzarse a la presidencia de su país. Aunque en Bucaramanga mantuvo cierto respaldo político, la verdad es que, poco a poco, su candidez política, no le permitió percibir que sus enemigos políticos se daban por descontado por el hecho de haber sido candidato a la presidencia, y en ese marco, rebuscaron sus falencias del pasado y una vez judicializadas, han terminado conminándolo a la pena privativa de la libertad por corrupción. Aunque duele y mucho la noticia del estado en que se encuentra el cáncer que padece, la verdad es que, fue convirtiéndose poco a poco en un ídolo de barro en gran parte del país. Cómo quisiéramos que la noticia de la situación actual de su salud no sea verdad y aunque ello significara que mintió o que se equivocó, siempre será mejor a la muerte que el propio Hernández acusa de inminente. No le vi malicia. Mucha audacia inicial, pero por su poco libreto, terminó dominado por sus defectos que poco o muy mal administrados en la idea de un control de daños, lo ha llevado al ocaso político en el que hoy se encuentra. Aun con sus desventajas, Hernández hubiera sido dispensado de contarlas si acaso vencía a Petro, que, para desgracia de los colombianos, sigue retrotrayendo al país de la proyección internacional que en la región todos vislumbramos para esta nación hermana.

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