Renovado sistema de pensiones
Por obra del miserable Vizcarra, Perú perdió el motor de su desarrollo para salir de la miseria en que quedó tras veintidós años de letales gobiernos. Apelando al COVID, Vizcarra fue el primer gobernante en echar mano a los fondos pensionarios de las AFP para distribuirlos entre los trabajadores, poniendo en riesgo su subsistencia tras la jubilación. El mal ejemplo siguió con Sagasti, Castillo y Boluarte. Pero retrotraigámonos al pasado. Al mal primer gobierno de Acción Popular -que acabó con golpe de Estado- le siguieron doce años de régimen militar socialista, poniéndonos al borde de ser la Cuba sudamericana. Vino la quiebra nacional tras la gestión socialista del APRA. ¡Sintetizando, la izquierda quebró el Perú! ¡Como sigue haciéndolo hoy! El sentido común del gobierno de Fujimori nos salvó del caos. Aunque precisemos: el motor del cambio fueron las AFP, instrumentalizadas por el régimen fujimorista. Mecanismo entonces desconocido en el mundo, cuyo éxito empezó en Chile. Acá lo copiamos a medias para el sistema pensionario; con el agregado de que dinamizó las inversiones que demandaba nuestra desfondada nación, con su economía quebrada y los jubilados con pensiones de hambre.
Casi un cuarto de siglo después, este Congreso ha aprobado una norma recientemente votada que reforma dicho régimen; aunque su promulgación aún está en manos de la presidenta Dina Boluarte. Esta ley, informaba ayer EXPRESO, “rompe la supremacía no de un monopolio -pues el Estado aún mantiene su propio quebrado sistema pensionario; pero esa es nuestra tara— rompe el monopolio del cartel de las cuatro AFP que aún operan acá.” Es más, la flamante ley dispone que “las empresas que en adelante administren fondos previsionales solo podrán cobrar comisión en tanto esos fondos sean positivos y rentables para los afiliados al Sistema Privado de Pensiones (SPP).” Asimismo, la flamante norma dispone que no solo las AFP administren fondos de pensiones, sino también los bancos, las empresas aseguradoras, financieras, cajas y cooperativas. Vale decir, los trabajadores podrán elegir en cuál entidad prefieren depositar sus aportes pensionarios. De acuerdo con el economista y exministro de Trabajo Jorge González Izquierdo, la nueva ley “no va a resolver todos los problemas”, pero será “una mejora importante sobre la que tenemos, porque trata de solucionar los defectos del sistema vigente (…) Los cuatro fondos privados que hoy existen solo los administran las AFP; en lo sucesivo ya no será así. Se va a abrir el abanico (…) Otras entidades, como las compañías de seguros -hasta las cooperativas y cajas municipales- podrán competir bajo normas que tienen que establecerse; pero ya no habrá exclusividad para las AFP (…) Habrá cambios en el cobro de comisiones por la administración de los fondos. Esto satisfacerá a los aportantes (…) Porque la gente dice: a mí me va mal, ¡pero a las AFP siempre les va bien!”. Asimismo, según González Izquierdo, la flamante ley establece una comisión fija ligada al valor del fondo; y otra variable, según la rentabilidad. “Si gano, tú ganas; y si pierdo, tú pierdes”, comenta.
Menudo problema que, indudablemente, formará parte del debate electoral.
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