Relanzar la imagen de la inversión privada

La ciudadanía se asombra cuando se menciona que estamos ante el peor crecimiento de los últimos 30 años (con excepción del Covid). Es que hemos estado postergando la aprobación de reformas estructurales indispensables durante demasiado tiempo. Asimismo, siguió el bloqueo de diversos proyectos mineros. En este sentido, según el IPE, al no haberse realizado los proyectos debido al retraso por factores ajenos a la empresa, entre 2008 y 2022, se habría producido una pérdida de producción de S/ 353,000 millones y un monto de inversión no ejecutada de S/ 56,000 millones, a precios constantes de 2007.

A partir del 2014 dejamos de crecer dinámicamente y la tasa de reducción de la pobreza fue de solo 1.2%. Y ese mismo año se firmaron los contratos para los elefantes blancos del Gasoducto sur Peruano y la Nueva Refinería de Talara (NRT).

Como ya lo señaláramos anteriormente, las narrativas de la izquierda no solo bloquearon inversiones mineras sino otros proyectos y se infiltraron en el sector público burocratizándolo con sobrerregulaciones y diversas trabas. Apreciándose una clara diferencia con aquellos sectores en los que no pudieron ingresar, como la mayor parte de las instituciones del sector economía y finanzas (BCR, MEF, Superintendencias de banca, seguros, AFPs, valores, etc.) que sí han podido mantener niveles de eficiencia.

Sin embargo, al fracasar el golpe de Castillo, y cuando ya se creía que se había superado los problemas para la inversión privada, en el gobierno de Boluarte se mantienen corrientes claramente antiinversión privada. El ejemplo más claro está constituido por el ministro de Energía y Minas. Por lo que insistimos en la urgencia del cambio de dicho ministro. El gobierno tiene que entender que la estrategia de enunciar que apoya a la inversión privada cuando mantiene a un ministro claramente estatista, que nunca debió ocupar dicha posición por ser el responsable operativo del elefante blanco de la NRT. Y el MEF debe de tener un titular con la suficiente fuerza política para alinear a los ministros que no acompañen los esfuerzos del programa económico.

Es crucial convencer no solo al Legislativo, sino a la ciudadanía, que nuestro progreso está íntimamente vinculado a la inversión privada. Cuando esta ha aumentado, el PBI y la productividad han crecido, el empleo se ha disparado y la pobreza ha declinado. Y cuando la inversión privada se ha estancado, o disminuido, ha sucedido todo lo contrario. Y diversos organismos multilaterales han enfatizado que del total de la reducción de la pobreza, el 80% se explica por la generación de empleo por la inversión privada .

Es indispensable iniciar una importante campaña de relanzamiento del concepto de inversión privada para que la idea anteriormente resumida, debidamente explicada para los diversos sectores socioeconómicos, relate la exitosa experiencia histórica al respecto. Han sido décadas de prédica izquierdista y de infiltración en los diferentes gobiernos que han torcido el destino del país, y es momento de contrarrestarla.

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