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Reinfo: hay que repensar el tema…

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Fecha Publicación: 21/05/2025 - 22:50
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Ante la avalancha ilegal de mineros informales, quienes como abejas en masa se abalanzaban sobre campos con probada existencia de mineral aurífero con un paradójico discurso antiminero que se agotaba en la oposición a la gran minería, los últimos gobiernos decidieron ir en auxilio de la minería artesanal creando el Reinfo, en cuyo registro podían inscribirse los mineros individuales o como organizaciones dedicadas a la pequeña minería, pero cumpliendo una serie de requisitos tales como tener autorización para la explotación minera, que solo podían lograr supeditándose a los que aparecían como titulares de alguna concesión minera y cumpliendo las exigencias de protección ambiental que la norma ha impuesto.
Lo cierto es que, desde el inicio, tal sistema estableció una obligada dependencia del minero artesanal con el o los titulares de una determinada concesión minera porque su capacidad financiera no les permitía la titularidad de concesiones de exploración ni explotación a gran escala. Tampoco se había establecido un mecanismo de procesamiento del mineral obtenido en bruto en alguna planta de beneficio para separar el oro o la plata de la roca pulverizada, de modo que, a partir de entonces, era común ver filas de camiones transportando mineral en bruto desde las zonas de extracción hacia las plantas de beneficio, de las cuales no se tiene mayor información sobre el modo y la forma de procesamiento ni de control real de la cantidad de metal obtenido.
El problema comenzó a hacerse evidente cuando los mineros formales, titulares de concesiones, comenzaron a celebrar contratos de cesión temporal o permisos para extraer mineral en el ámbito de la concesión, a cambio de que los mineros artesanales inscritos en el Reinfo ejecutaran alguna prestación; siendo la más común, la entrega de un porcentaje de lo extraído y convertido en metal. Luego el problema se agravó cuando los titulares de las concesiones exigían un porcentaje cada vez mayor sobre lo obtenido por el minero artesanal.
La informalidad laboral carecía de control alguno, pero tanto los trabajadores contratados por los mineros con Reinfo como los mineros artesanales inscritos en este registro carecían de protección estatal, situación que los dejaba a merced de bandoleros al mejor estilo de las películas del Lejano Oeste. Finalmente, el aislamiento sin protección ni seguridad puso a los mineros artesanales a merced del bandidaje vinculado al crimen organizado, que comenzó a imponer cupos, a exigir a los mineros inscritos en el Reinfo el uso de su certificación para operar clandestinamente, a infiltrarse en socavones para apoderarse de mineral en bruto a punta de bala y al asesinato indiscriminado, sin que sepamos hasta ahora quién mata a quién.
Es hora de parar el Reinfo y buscar otra solución que permita coexistir pacíficamente a la minería artesanal con la gran minería, con una eficaz protección del Estado. Lo ocurrido en Pataz está marcando el derrotero.

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