Régimen de terror en Venezuela

En lo que va de la semana, la dictadura de Nicolás Maduro secuestró a tres dirigentes más del partido Vente Venezuela liderado por María Corina Machado; el martes detuvieron al coordinador de dicho partido en Aragua, Joe Villamizar, y el miércoles a sus coordinadores en Caracas: Dignora Hernández y Henry Alviare. Hasta el momento son 8 detenciones a opositores en lo que va del año y hay más nombres anunciados por la dictadura, acusados de desestabilizar al país.

Esto, en el contexto de las próximas elecciones en Venezuela, que están programadas para el 28 de julio, a pesar de que María Corina Machado supuestamente se encuentra inhabilitada de postular a cargos públicos a pesar de que no se le ha realizado un juicio. Machado acusó a Maduro de cometer “violaciones gravísimas” de los acuerdos electorales suscritos para las elecciones presidenciales, con la intención de impedir su candidatura.
Por su lado, el régimen acusa a la oposición de preparar protestas violentas en contra de la inhabilitación a Corina Machado.

Al respecto, la Misión de la ONU para Venezuela presentó, ante el Consejo de Derechos Humanos en Ginebra, una actualización de su informe sobre la situación en el país, concluyendo que, en los últimos meses, la dictadura de Maduro aplica una represión violenta antes de las elecciones de julio, y advirtió que se “evidencia las graves dificultades que existen para garantizar que las próximas elecciones presidenciales se desarrollen” con transparencia y libertad.

Este tipo de maniobras políticas, que vulneran derechos humanos y atentan contra la democracia, son comunes en regímenes criminales como el de Nicolás Maduro, principalmente cuando se enfrentan a bajos índices de popularidad. Algo similar ocurrió en Rusia, donde hace unos días se llevaron a cabo las elecciones presidenciales, dándole a Vladimir Putin la victoria con el 87% de los votos, esto luego de apresar a sus principales opositores y emprender una fuerte campaña de terror y represión contra la población rusa que protestaba en su contra, en el contexto de la guerra con Ucrania, donde las bajas rusas se cuentan por miles.

El arrestar a líderes de oposición, claramente busca desmoralizar a la población que pudiera estar en contra del régimen, haciéndole pensar que su seguridad e integridad física, dependen de no enfrentarse a la dictadura.
Lo que hoy vive Venezuela, es solo una etapa más de la dictadura que viene saqueando y desangrando a nuestro vecino país desde hace más de dos décadas, y que no ha hecho más que empoderar a una cúpula criminal, mucha de la cual se encuentra con procesos por narcotráfico en las cortes de EEUU.

Lo más lamentable, es que todo indica que ni la población venezolana ni la presión internacional, pueden hacerle frente a los crímenes que comete el régimen, el cual ha empobrecido trágicamente a su país, obligando a millones a escapar en búsqueda de posibilidades, planteando un problema geopolítico para toda la región, que ha terminado recibiendo a la masa de migrantes, con todo el costo social que eso implica para los países.
A pesar de todo, aún hay quienes defienden estos regímenes criminales, justificando sus acciones como mecanismos para lograr objetivos supremos, que la historia ha demostrado que no existen.

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