Regalos griegos
Es Navidad. El Perú de hoy dista mucho de lo que teníamos hace unos años. En tiempos pasados, abrir el regalo peruano era encontrar promesas de crecimiento. Hoy lejos de esperar con ansias el obsequio, aguardamos temerosos ante un presente griego. Es decir, un regalo envuelto con promesas de mejoras pero que adentro palpita el peligro.
La posible superposición de olas de covid-19, en donde las variantes ómicron y delta podrían converger, la crisis económica y social, así como la incapacidad política de Palacio de Gobierno y el Congreso, nos aterran. Por ello no queremos abrir el paquete, que tarde o temprano se desatará en el 2022.
Personalmente me preocupa lo que sucederá en el ámbito tributario. Los mineros lograron evitar un nuevo paquetazo, pero el ministro de Economía, Pedro Francke, fue muy claro en decir que necesita plata. Bonos, subsidios y pago de deuda no esperan. La inversión pública inteligente, sí.
¿De dónde saldrá este dinero? Tengo la percepción que será de los contribuyentes sándwich. Es decir, aquellos que no tengan un estudio de abogados que los defienda, pero que tampoco lleguen al límite de ingresos de recaudación de votos populista. Porque es claro que no hay nada tan impopular, para un gobierno ya cuestionado en todo ámbito que aplicar impuestos -sobre los diestros en evadirlos con la informalidad y en donde hay un gran bolsón de votos- siendo año de elecciones regionales.
Es así como los mismos de siempre otra vez pagaremos más impuestos, los cuales no van a escuelas, hospitales o pistas como nos han dicho los defensores de la reforma. No. Ese dinero va directamente a la caja fiscal.
De allí como todos los años, se reparte entre los gobiernos locales, regionales y nacionales. Desde este espacio se da el dinero (que ya te sacaron por las buenas o malas) que suele retornar a la caja fiscal ante la incapacidad de ejecutar el presupuesto. Aquí hay que hacer un punto y aparte.
El ministro Francke indicó que por primera vez en mucho tiempo tendremos una inversión estatal récord, pero (y el diablo está en el detalle) que ello no implicaba el 100% de la ejecución. Dio como ejemplo que el MEF les da dinero para un edificio de 10 pisos, pero se suele construir solo hasta el cuarto. Durante el 2021 se ha logrado acabar un sexto piso. ¿Por qué dar más dinero si no pueden utilizar el ya asignado?
Salir del hueco en el cual estamos no lo haremos cavando hacia abajo. ¿Por qué sacar la liquidez del mercado (que necesita cada centavo) cuando el dinero de la caja no es utilizado en su totalidad sino es robado por la corrupción? No es lógico. Toda familia sabe que los recursos se deben utilizar al máximo, sobre todo en momentos de crisis.
Al parecer se piensa que es posible tener un lonche gratis, y eso no será posible en el 2022.
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