Regalo navideño (II)

La semana pasada, desde esta columna, le pedimos a Papá Noel que los peruanos queríamos, como regalo de Navidad, que nuestro país recupere el sentido común.
Sabemos que existe un dicho que dice: El sentido común es el menos común de los sentidos.
Pero cuidado, porque este dicho se refiere a que, lamentablemente, y sobre todo en la política, existen infinidad de personajes que, por su ambición sin límites, han perdido su capacidad de entender y juzgar la realidad de forma razonable.
El sentido común describe las creencias o propuestas que se alimentan de la sociedad (familia, comunidad, pueblo, nación y todos los que vivimos en nuestro país).
La ausencia de sentido común, principal característica de la izquierda, se transforma inmediatamente en populismo, y, como ya lo hemos dicho, el populismo se transforma en lo que más repudia el pueblo peruano: la mentira.
Solo tenemos que recordar absurdos como ONG y fundaciones, que dicen existir para defender y fortalecer la democracia, y lo único que han fomentado y fomentan son discursos y acciones que han transformado nuestra democracia en el circo que vivimos desde hace 25 años.
Defender la democracia y tener sentido común es entender que, si algo no funciona, hay que cambiarlo.
Por ejemplo:
Mantener a Petroperú como empresa administrada por el Estado es ridículo. Miles de miles de millones de dólares en pérdidas a través de los años.
¿Qué esperan para ponerla en manos de una empresa especializada y dejar de perder la fortuna que se pierde año a año?
Lo mismo pasa con Sedapal, un verdadero barril sin fondo, para que todas las semanas nos anuncien que nos van a cortar el agua y que nuestra agua potable sea posiblemente la menos potable de Latinoamérica.
¿Por qué?
Porque está en manos del Estado. ¿Y qué hace el Estado?
Poner a sus amigos y a sus operadores políticos a dirigir Sedapal, así como muchas otras empresas estatales en nuestro Perú.
Sentido común…
¿Acaso es imposible lo que los peruanos estamos pidiendo?
Que se entienda la realidad, que razonen para solucionar las verdaderas urgencias de los ciudadanos y tener buen juicio para hacer que las cosas funcionen.
Por favor, no hagan más mesas de trabajo, no hagan más charlas o congresos para fortalecer la democracia. Pónganse a trabajar y trabajen para el país, y no para llenarse los bolsillos.
Bueno, el sentido común me dice que debo desearles a todos los peruanos una feliz Navidad, sin olvidar que, en nuestras mesas, en nuestros pueblos y ciudades, debe reinar: el sentido común.

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