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¿Reforma sin liderazgo?

Fecha Publicación: 24/03/2019 - 22:31
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En medio de la desesperación de la mayoría congresal por intentar tumbarse el acuerdo de colaboración eficaz con Odebrecht, el presidente de la República, Martín Vizcarra, anunció que las recomendaciones dadas por la Comisión Tuesta para iniciar una profunda reforma política –que permita transparentar y fortalecer la democracia partidaria y representativa–, serán sometidas a “debate público” (¿¡!?).

“Algo que queremos y solicitamos es un debate público nacional sobre estas propuestas de reforma política. Queremos que opinen los partidos políticos, los gobiernos regionales, los representantes de los municipios, queremos que opinen los colegios profesionales, que opinen las universidades, la sociedad civil para en conjunto hacer el cambio de nuestro sistema político”, dijo el mandatario, días atrás. ¿Quién liderará, promoverá, canalizará y sistematizará esa “lluvia de opiniones”?

Los que buscamos salir del pantanoso descrédito del sistema político, teníamos la esperanza de que el Poder Ejecutivo, primero, hubiera analizado el informe de la Comisión de Alto Nivel, que contempla 12 proyectos de ley –incluidas reformas constitucionales–, y, luego, adopte una propuesta concreta bien argumentada por ejes temáticos para enviarla al Congreso y asumir su liderazgo al interior del Poder Legislativo, así como en debates descentralizados.

Sin embargo, la forma como el Presidente de la República ha valorado públicamente el informe de la Comisión Tuesta, dejando entrever que sus más de 400 páginas volarán por calles y plazas para que se active un imaginario “debate público”, es un pinchazo al globo de esperanza que algunos teníamos cuando se anunció el interés del Poder Ejecutivo por liderar la reforma política.

Una reforma, en un escenario tan catastrófico como el que día a día nos ofrece la clase política, exige un liderazgo supremo que convoque, persuada y convenza a la ciudadanía con ideas claras y firmes para reconstruir con reformas claves los cimientos de la democracia: partidos políticos, sistema electoral e instituciones de la democracia representativa.

Lamentablemente, si el Presidente de la República no se atreve a asumir ese liderazgo, el informe de la Comisión Tuesta terminará vegetando en un ángulo obtuso del abigarrado anaquel estatal, o, como ya es costumbre, pasará por la alquimia del Congreso, convertido en “insumo” de alguna intentona de cambio que al final no cambia nada.

Confío en que, luego de las delaciones de Barata y de los otros cabecillas de la mafia brasileña y del local Club de la Construcción, el terreno sea más propicio para que el jefe de Estado pueda asumir esa gran responsabilidad, con el respaldo de algunas fuerzas representativas institucionales y ciudadanas, y, de esa manera, sacar adelante reformas claves para un buen futuro de la democracia en el Perú.

José Luis Patiño V.

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