Reflexiones sobre los congresistas en épocas electorales

Varias bancadas han presentado un proyecto de resolución legislativa que incorpora un párrafo al artículo 25 del reglamento, para establecer el principio de neutralidad de los congresistas de la República. El texto textualmente dice: “Los congresistas, en ejercicio de su función de representación política, pueden expresar, defender y promover las posiciones ideológicas, programáticas y partidarias, sin que ello constituya infracción al deber de imparcialidad y/o neutralidad”.
Aunque estoy de acuerdo con la propuesta, lo que no entiendo es por qué los congresistas se esfuerzan en maquillar las cosas y tratan de presentar la expresión, defensa y promoción de sus posiciones ideológicas, programáticas y partidarias como una forma de imparcialidad y/o de neutralidad. Por naturaleza, los políticos tienen posturas y pensamientos propios que los hacen imparciales y menos neutros en sus opiniones y aspectos programáticos e ideológicos. De ser así, simplemente no existiría la política y menos los partidos o movimientos políticos.
Debe tenerse en cuenta que esta iniciativa está relacionada con el próximo proceso electoral y con el hecho de que muchos parlamentarios buscarán la reelección. La propuesta busca que, durante la campaña, puedan expresarse libremente sin que ello constituya una falta de proselitismo político.
No obstante, el tema central del proselitismo está ligado al hecho de que algunos interpreten que los parlamentarios no deben usar dinero público en sus campañas electorales, aludiendo al dinero que reciben por la semana de representación. Pero lo que algunos analistas ignoran o no quieren reconocer es que ese dinero —que paga los impuestos de ley— forma parte de su remuneración mensual. Es decir, los congresistas pueden gastar ese dinero como deseen, ya que forma parte de su salario mensual.
La propuesta de modificación del reglamento, que busca normalizar una práctica común en la política, tiene como objetivo principal ofrecer un “seguro” para evitar denuncias y sanciones durante el proceso electoral. Esto es positivo. Sin embargo, sería conveniente que, al mismo tiempo, el Congreso apruebe normas éticas de obligatorio cumplimiento para los congresistas durante el proceso electoral, como por ejemplo: que los parlamentarios, durante sus funciones, no exhiban en su pecho su número en la lista de candidatos ni el símbolo del partido por el cual postulan; y que sus partidarios no exhiban pancartas o letreros de reelección, ya que esas acciones sí constituyen actos proselitistas y podrían generar una ventaja injusta frente a los candidatos que no son congresistas.

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