Reflexiones por El Niño Global y el cambio climático

En estas últimas semanas se viene comentando y, especialmente, se está llamando la atención a la autoridad gubernamental en el Perú, sobre la necesidad de estar preparados para hacer frente a los efectos destructores que producirá lo que se está calificando como “El Niño Global” y que su presencia puede causar daños incalculables, no únicamente a la economía nacional sino también a las personas, por verse expuestas a los cambios inesperados de la naturaleza.

La calificación de “Niño Global” no es solamente por cuanto sus efectos pueden tener un alcance nacional, sino también mundial, y donde muchos países ya se están preparando para hacerle frente; razón por la cual los cables de la prensa internacional nos informan de la convocatoria a encuentros de científicos especializados en temas relacionados con la ecología y su afectación por el cambio climático, para estudiar esta nueva realidad a la que deben de hacer frente los pueblos del mundo.

De seguro que, en las próximas semanas, vamos a conocer las opiniones de los especialistas, respecto al diagnóstico que harán de cómo estamos en lo interno y en lo externo, proponiendo alternativas de solución para enfrentar la llegada del “Niño Global”.

Pero la pregunta que nos deberíamos hacer, y que se la trasladamos a esos científicos es si lograron identificar cuál es el origen del cambio climático que provoca la aparición del “Niño Global” y, que sin ser conocedor de la ciencia que lo estudia, sino por simple criterio lógico, debemos suponer que es el desarrollo de la tecnología y su aplicación en todas las áreas, especialmente económicas y financieras, la que su uso provoca cambios de conductas y comportamientos de la especie humana, en búsqueda del estado de bienestar, como consecuencia del desarrollo social, que el común de las personas desea.

Pues, a manera de reflexión, recordemos que cuando la pandemia, derivada de la covid-19, estaba en su nivel más alto de riesgo para la vida de las personas, en todos los continentes, las autoridades de la gran mayoría de los países dispusieron la inamovilidad social (no podíamos salir de nuestras viviendas); pues, como no lo habíamos experimentado antes: las aguas de los ríos se hicieron más transparentes, la vegetación parecía crecer más rápido por la aparición de flores que habíamos perdido la costumbre de observarlas, las aves que antes veíamos muy de vez en cuando, sobrevolaban con mayor frecuencia por nuestras calles y muchas otras gratas sorpresas.

Por lo tanto, ¿esto qué significa?; esto quiere decir que el cambio de la conducta y comportamiento humano da lugar a que la naturaleza también se “comporte” de una manera distinta. En consecuencia, debemos entender y darnos cuenta que el cambio climático es originado por nosotros mismos, como resultado de la forma como nos conducimos en nuestro diario vivir.
Entonces, para conseguir que el desarrollo social con bienestar de todos los pueblos del mundo, se oriente por un camino que permita no únicamente sobrevivir, sino que se viva con miras a darle a las próximas generaciones mayores expectativas de vida, se hace necesario que el rol que cumplen los científicos se acompañe de la actuación de las autoridades gubernamentales, quienes son los que toman las decisiones de poder político, y hacen funcionar de una manera u otra las estructuras sociales.

De nada sirve que la ciencia haga su trabajo, contribuyendo al avance de la tecnología, produciendo instrumentos y elementos que facilitan el bienestar de las personas cuando su aplicación o uso indiscriminado y sin control de esos nuevos medios, terminan por no permitir el desarrollo de la mente humana y, por el contrario, la atrofian o desorientan.

Razón por la cual el desarrollo de la ciencia tiene que ir de la mano del manejo del poder político que es el que tiene a su cargo la administración de la cosa pública, frente a la cual todos estamos expuestos. La ciencia depende de la política, y la política necesita de la ciencia para mejor aplicarse.

En consecuencia, cada vez se hace más necesario exigir a las autoridades de las grandes potencias que, antes de luchar por conseguir manejar el mundo en atención a sus aspiraciones hegemónicas, haciéndonos más dependientes de ellas, procuren reorientar su accionar inspirados en procurar un mundo mejor para la humanidad.

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