Recordamos a don Armando Chang
Fue noticia penosa que me tomó tiempo cuadrar. Era de las que generan inmediata respuesta de pocas palabras. No lo puedo creer, es la más escuchada. Cuando leí la nota de María Luisa Chang Dávila participándome el fallecimiento de su padre don Armando Chang Chan, simplemente no articulé palabra, puse el celular sobre la mesa y quedé quieto. Vinieron imágenes a ritmo acelerado repasando momentos, que siempre fueron absolutamente gratos. Se detuvo la película y me salió qué pena, cuánto lo siento, que era poco para lo mucho que sentía su partida que no estaba ni pensada. Partida que ahora sé, y estoy seguro, cuando digo que la ausencia de don Armando se marcará con su presencia, que estará siempre a mano con el recuerdo de su calidad, sus enseñanzas, el compromiso con su historia de vida, su trabajo, su honestidad y generosidad, su reconocer en el otro un ser igual en quien depositaba su convicción de ofrecer la posibilidad de un mundo mejor. Quisiera, quiero, que esta página sea un homenaje de Crónicas y Retratos en que pudimos disfrutar el privilegio de compartir lo que don Armando logró en su restaurante Manhattan que en el corazón de Lima, en el Damero de Pizarro, fue continuidad de la herencia recibida de sus padres Félix Chang Koo y Carmen Chan de Chang, que en 1951 en Magdalena inauguraron El Pildorín, restaurante en que sembraron la enseñanza de responsabilidad y respeto por su oferta y el cliente.
Creo que más cercano será con las palabras que María Luisa dió en la celebración de la misa de cuerpo presente de su padre, que con ella compartió su afán en exitosas realizaciones, como en el Manhattan, donde también fue equipo con su esposa Yolanda Vargas de Chang y su hijo Armando Chang.
El retrato fiel María Luisa lo construyó recordándolo como: el hombre cabal y visionario que vivió de acuerdo a sus convicciones para crear un mundo mejor, donde la única alternativa era ganar aprendiendo con humildad, siendo en el trabajo el primero en llegar el último en salir haciendo entender “mi cansancio que a otros descanse”, era parte de su enseñanza con el ejemplo.
De las extraordinarias campañas que realizó nombra el éxito alcanzado con los libros Bonus, como el primero de Gastón Acurio; el libro de los chifas en el Perú con Mariela Balbi, la Cocina Peruana de Tony Custer y su obra maestra, Sembrando Valores, de Disney, donde por cada libro canjeado llevó uno a un colegio lejano dando oportunidad a muchos niños de leerlo.
María Luisa trajo el recuerdo de los tres años consecutivos que en el Salón de la Innovación de la Expo Alimentaria fueron ganadores con la salchicha de Huacho en conserva, los guisos de trucha y los fideos de hongos de marayhuaca, impactando en comunidades enteras.
“Pero de todas tus empresas, puedo decir que la más exitosa de tu vida ha sido tu familia. No tengo más que palabras de agradecimiento por amar como amaste a mi mami y regalarnos a mí y mis hermanos Carolina, Luis Felipe y Armando, un hogar sólido y feliz. Nos dejas un legado de enseñanzas invaluables, que con sabiduría, cada uno de tus cuatro hijos, esperamos replicar en nuestras familias y enseñar a nuestros hijos”. Fue el gran recuerdo.
coresycalana@hotmail.com
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