¿Quién? ¿Quién?

Esta mañana en ContraPoder, el escritor Gabriel Rimachi Sialer se refirió al anunciado retiro de Mario Vargas Llosa, nuestro único Nobel y acaso el novelista más grande de todos los tiempos.

Sus novelas Conversación en la Catedral y La guerra del fin del mundo son obras maestras. Por eso cuando intentan descalificarlo por sus opiniones políticas o por su marcado liberalismo, hago un repaso veloz a la trayectoria de sus detractores y sonrío.

Ninguno lo alcanza, ninguno le da la talla. Rimachi Sialer se preguntaba sobre quiénes tomarían la posta. La pregunta nos pone en contexto: sin Miguel Gutiérrez es innegable que la siguiente generación, Bryce, y aunque produciendo: Jara, Cueto, Ampuero, está también en retirada.

Por eso es inevitable repasar las obras de los narradores surgidos a partir de la década de los noventa, y sí pues, aunque con poquísimas excepciones, si comparamos lo que han publicado, teniendo como referencia la edad en la que el nobel entregó sus primeras obras, la calidad continúa siendo inalcanzable.

Trasladé la pregunta a la poesía, ¿y cuándo no estén con nosotros Bueno o Belli? Pero pregunté más, ¿tenemos un referente en poesía con la dimensión de Vargas Llosa? ¿Qué poeta en el Perú se lee como Vargas Llosa? Sin duda, nadie. Ni Vallejo, ni Martín Adán, ni Jorge Eduardo Eielson, por citar a nuestros tótems.

La poesía es otra religión, definitivamente, pienso entonces en Leoncio Bueno, en Carlos Germán Belli, en Marco Martos, los más paradigmáticos, por sí, lo son. Los cuarenta y lo que significó el desgarro al oficialismo de un Leoncio Bueno con su trueno proletario, Belli y la insularidad temática en un momento cuando los poetas eran “sociales” o “puros”, su rebeldía, pero también su clasicismo; o Martos y los poderosos aportes de una década que nos entregó a Hernández, Cisneros, Hinostroza, Ojeda, Calvo y Corcuera.

Reformulo entonces la pregunta, ¿qué poetas tomarán la posta? Después de las ausencias de Mora, Verástegui, Chirinos, ¿qué poetas tomarán, con esa dimensión, la posta? Seguro muchos tenemos alguna respuesta, y nombres. Sin embargo, es válido preguntar como un pretexto para detenernos en lo que se ha escrito en las últimas décadas, sin apasionamientos, con rigor estético, sin soberbia, con precisión discursiva, sin vanidad, con autocrítica.

Rimachi Sialer es provocador, y osado, en su pregunta. Hay narradores, existen narradores que provocan antologías, que ganan premios, que son publicados en el extranjero, sin embargo no es descabellada la preocupación si analizamos con objetividad la dimensión de Mario Vargas Llosa. Benito Castro, al final de El mundo es ancho y ajeno, preguntaba: “¿A dónde? ¿A dónde?” Gabriel, como quien sobrevive a otra expropiación, mira alrededor, pone de pie a Zeus, y vuelve a preguntar “¿Quién? ¿Quién?”.

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