Quechua o inglés: nadie puede detener el avance de la civilización

Una guerra en contra del progreso jamás será ganada por aquellos que desconocen y niegan, con mucha inocencia, el instinto competitivo y el desarrollo cognitivo que hemos logrado los humanos.

En nuestros genes está el inevitable avance de la especie de la mano con su principal arma: el lenguaje. Los sapiens fueron la única especie que crearon el lenguaje como única forma de desarrollo y dominación ante las otras. Con el paso de los siglos, ese lenguaje se diversificó en idiomas de mucha dominación mundial. Pero esto no lo entienden aquellos que sólo romantizan una lengua por misticismo y no con base en la realidad.

Hace diecisiete años me pregunté qué idioma debería aprender y que, además, me agradara. Lo primero que me vino a la mente fue el inglés. En el colegio, era una buena alumna en dicho idioma y entendía que en el futuro lo necesitaría. El aprendizaje de una lengua extranjera –diferente a nuestra lengua materna­- significa hoy una necesidad económica y social, y una prioridad personal, cultural, científica, académica, empresarial. Por lo mencionado, su uso no dependerá del nivel de dominio, sino de la valoración que las personas le asignen. Por ejemplo, es ridículo pensar que una persona con la oportunidad de invertir en Estados Unidos necesite hablar portugués. Debe aprender el idioma mundial: el inglés. Por lo tanto, se convierte en una necesidad de avance profesional innegable.

El inglés es la lengua universal por excelencia y la más utilizada en las relaciones internacionales de todo tipo: toda la red de información científica y técnica se encuentra en inglés. Asimismo, es el idioma oficial de los diversos eventos que se celebran en todo el mundo. Entonces nos preguntamos, ¿por qué no ocurre lo mismo con las otras lenguas de nuestro país, de nuestro Perú profundo?
Mi posición es la siguiente: debemos tener claro la necesidad del quechua como segunda lengua en las zonas cuya población la use para comunicarse en su estilo de vida diario.

Tienen el derecho a poder desarrollarse y gozar de los servicios públicos en su idioma original y también en español. Según el censo del 2017, más de 3 millones 700 mil peruanos hablan quechua y también español, lo que representa el 13.6 % de la población nacional. Sin embargo, en este 2023, la cantidad de quechuahablantes ha disminuido por debajo de 3 millones 300 mil peruanos, y cada año va en retroceso.

En efecto, cuando los peruanos buscamos progresar, en lo primero que pensamos es en los estudios. Cuando vamos a la universidad, además de lograr conocimiento, estamos comprando nuestro pasaporte al progreso, una entrevista para lograr un importante espacio en el mercado laboral, una oportunidad para ingresar a la ola que nos permita subir en la sociedad. Hoy, el mercado de nuestro país es dominado por el español y el inglés. El mercado externo es dominado por el inglés. Y aunque a los progresistas con mentalidad fracasada les duela, el mercado no parará para no dañar sus sentimientos.

Estoy convencida de que nuestra población quechuahablante debe tener las facilidades para comunicarse en su idioma. Pero, ello es sólo un derecho y responsabilidad como Estado de derecho e inclusión social. De ninguna manera se puede soslayar el avance de las generaciones con la evidente dominación de un idioma ante otro, una dominación histórica y válida. Esto, señores, no tiene nada que ver con discriminación ni racismo. Nuestra hermosa lengua, el quechua, no tiene oportunidad en una batalla contra el inglés.

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