¡Qué viva nuestro país tercermundista!

Esta es mi tierra, así es mi Perú. Raza que el mundo escribiera la historia humilde del imperio del Sol, y con amor de hija levanto mi bandera bicolor. No existe sobre la faz de esta, nuestra patria querida, un alma y cuerpo que la ame más que yo.
¿Quiero quedarme en mi patria? Claro que sí. ¿Quiero crecer y hacer mucho dinero en mi país? Siempre. ¿Quiero que mis hijos —si los tengo— amen y crezcan en este suelo que me dio la vida? Sería hermoso. Sin embargo, un país no se convierte en grande por lo que tiene, sino por la gente que tiene. Todo profesional que ha logrado una posición que le haya dado una muy buena calidad de vida, asegurará que todo se inicia en la mente y en la cultura.
Entre enero y septiembre de 2024, más de 600 mil peruanos dejaron el país. Esta cifra es casi igual al total de emigrantes peruanos de 2022 y 2023 juntos, lo que significa que estamos sufriendo una evidente fuga de talentos, profesionales y mano de obra, a causa de la decepción, la crisis económica y el miedo, que ha sido encendido por una ola migratoria innecesaria e inservible a nuestra patria. No necesitamos mano de obra barata; necesitamos cerebros que creen servicios o productos.
¿Usted puede entender lo duro que es para una persona dejar su patria por supervivencia? La migración es un fenómeno natural que se ha generado desde la aparición del hombre. El problema aparece cuando el efecto migratorio empieza a afectar a un país: el tipo de personas que están ingresando y la calidad de peruanos que están saliendo de un país que no puede dar los servicios básicos a su gente, los pilares básicos de una sociedad organizada: salud, educación, seguridad y oportunidades.
Sin llegar a cubrir, de forma aceptable, esas cuatro claves del desarrollo, vamos a seguir siendo un país tercermundista. Un país en el que un minero ilegal, que ha destruido la vida de cientos de personas y al país lentamente, ha vendido más que los legales, aquellos que pagan sus impuestos.
¿Por qué seguimos pagando impuestos si los sistemas puntuales no funcionan? Los peruanos tenemos que esperar tres meses por una cita médica. Los peruanos sienten que sus hijos no logran lo necesario en el colegio público. Los peruanos son asesinados para robarles el fruto de su esfuerzo. Por eso se van del país, al ver que no obtienen las oportunidades que hubieran deseado. Eso es vivir en el tercer mundo.
¡Qué viva nuestro país tercermundista! Estoy segura de que hay un patriotismo muy profundo en los peruanos, gracias a los grandes cambios producidos entre 2004 y 2017, cuando en el Perú la pobreza se redujo hasta el 18 % y pudimos sentir el cambio en nuestras vidas. Teníamos una sociedad más feliz.
Hoy, muchos valores como compatriotas se han perdido. Vemos con temor cómo las instituciones se están matando por dentro con corrupción, lentitud y burocracia; los corruptos poderes económicos nos están atrasando la vida y la tasa de homicidios se ha incrementado en más del 400 % desde 2017. Nos estamos abandonando como sociedad.
Y eso es vivir y quedarse en el tercer mundo.

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