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¡Qué tal Dina!

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Fecha Publicación: 14/12/2024 - 21:40
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El reciente mensaje a la Nación de la Sra. Dina Boluarte, nada menos que Presidenta del Perú, refleja una incontenible vocación manipulatoria que, en el intento desesperado de salvarse de las acusaciones que la han convertido —de acuerdo con un defensor de políticos corruptos— en “caserita” del Ministerio Público, la han puesto, con mayor énfasis, en la picota de la opinión pública.
La Sra. Boluarte llegó al poder como consecuencia de la vacancia generada por el intento de autogolpe del corrupto Pedro Castillo, a quien apoyó en todas las circunstancias. Tiene, en consecuencia, legitimidad constitucional, pero carece de legitimidad popular, tal como lo reflejan las encuestas que le dan un 5 % de aprobación a ella y algo similar al Congreso de la República, manejado por una cuatrinca de partidos políticos aliados en torno a comunes intereses que no corresponden necesariamente a aquellos de nuestro país y carentes, en absoluto, de la más mínima dignidad cuando se trata de la defensa de los mismos.
Tenemos aquí un tema de forma y de fondo. En la forma, de manera descarnada, la Sra. Boluarte pretende cubrir mediáticamente el uso de los recursos del Estado —que pertenecen a todos los peruanos— al servicio de su propia persona, sus parientes (su hermano Nicanor es hoy un prófugo de la justicia) y de sus “waykis”, como Oscorima, el hoy repudiado gobernador de Ayacucho. Y en el fondo, sabemos que es bien claro el carácter delictivo de este hecho, en la medida de sus flagrantes contradicciones, como quedó claramente establecido en el caso flagrante de los Rolex.
Es cierto que el gobierno de la Sra. Boluarte no es otra cosa que la continuidad evidente y notoria de regímenes que, desde el primer gobierno de García Pérez, han depredado implacablemente al Perú con una mezcla de corrupción e ineficiencia, teniendo todo a la mano para sacar a nuestro país adelante y no, como hasta ahora, que lo han llevado cuesta abajo en la rodada, sin propósito alguno de enmienda.
Para la Sra. Boluarte, que vive en la isla de la fantasía de Palacio de Gobierno, todo puede hacerse abusando del poder porque, entre otras cosas, la Constitución le da una impunidad relativa mientras dure su mandato (el colmo ha sido que uno de sus abogados haya aconsejado a su hermano Nicanor, por televisión, que no se entregue a la justicia).
Frente a ello, no debemos bajar la guardia en nuestra capacidad de protesta y de denuncia: la impunidad ha sido y sigue siendo el arma central de los políticos corruptos para depredar al Perú.

(*) Presidente de Perú Acción
Presidente del Consejo por la Paz

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