«Que se vayan todos» y Héctor Lavoe
La frasecilla “Que se vayan todos” aparece nuevamente y me hace recordar la canción de Héctor Lavoe, ’Periódico de ayer’. Lo “raro” es que suelten esa frase justo a días previos de la mal llamada “Toma de Lima”, es decir, sueltan el mensaje como para que las fuerzas políticas radicales lo usen en las probables marchas violentas.
El lobo al vestirse de cordero se camufla, se disfraza de demócrata y de propulsor de las libertades, pero en el fondo lo que hacen es transmitir “subliminalmente” propuestas violentistas con el propósito de romper la estabilidad gubernamental con que cuenta el país.
Si somos hidalgos, debemos reconocer que las actuales autoridades gubernativas y de todo el aparato público relacionado con los tres poderes del Estado, han sabido responder ante la crisis política generada por el gobierno del señor Pedro Castillo, y nos han permitido gozar de un clima político estable que está teniendo efectos positivos en los campos económicos y sociales.
Existen como en toda sociedad sectores que están en contra del statu quo a quienes les gustaría nuevas elecciones, sin embargo, ello no es sensato ni racional, ya que un país no puede estar en permanente en inestabilidad política y desconociendo la sucesión presidencial ni tampoco el resultado electoral que conformó el actual Congreso.
Soy de aquellos que promueven la renovación del Congreso por tercios o mitades, como un mecanismo de desfogue político, ya que las sociedades modernas al contar con herramientas de transparencia y control de las autoridades precisan de elementos políticos donde puedan manifestar su descontento sin esperar los largos periodos para su renovación, que en el caso de nuestro país es de cinco años.
Las personas para canalizar su descontento político tienen dos maneras: la primera la violencia política en las calles y la segunda usando las urnas; como demócrata me inclino por la votación universal que es la manera racional de manifestar nuestro descontento de cara a una sana convivencia que genere estabilidad política, económica y social.
El discurso populista siniestro e irresponsable solo genera caos mellando el sistema democrático. Aquellos que propician nuevas elecciones generales, debería tener “un poquito de paciencia”, como decía nuestro recordado Alberto Andrade, político sereno, criollo y exalcalde de Lima.
“...¿Y para que leer un periódico de ayer? Echa, camina, apártate de mí vera, apártate de mi lado…” es lo que debemos decirles a aquellos que propician la violencia solapada.
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