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Que se vaya Salas Arenas y que reaccione Dina

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Fecha Publicación: 07/01/2023 - 23:30
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Es altamente improbable que el proyecto de reforma constitucional que presentó la congresista Rosselli Amuruz (Avanza País) para recortar el mandato de los jefes del JNE, Jorge Luis Salas Arenas, y de la ONPE, Piero Corvetto, sea aprobado. Se necesitan 87 votos en dos legislaturas para ello o, en el peor de los casos, 66 votos y que la iniciativa sea ratificada vía referéndum, lo cual es absolutamente inviable. No obstante, la salida de estos sujetos -principalmente la de Salas Arenas- resulta imperiosa para que las siguientes elecciones anticipadas generen confianza y, sobre todo, ofrezcan transparencia.

Salas Arenas ya ha salido a chillar en sus medios amigos aduciendo que la institución que lidera cuenta con el 55% de aprobación, a diferencia del impopular Parlamento, pero el exdefensor legal de terroristas usa cifras de una cuestionada encuesta telefónica de IEP, publicada en el diario izquierdista La República. Su argumento, por tanto, no es lo suficientemente fuerte para siquiera pensar en que este debería quedarse en el JNE para los próximos comicios que se desarrollarían en el año 2024.

No hay que olvidar que el máximo ente electoral, durante la gestión de Jorge Luis Salas Arenas, permitió que el golpista Pedro Castillo postule a la Presidencia sin haber declarado que es dueño de una constructora. También Dina Boluarte consiguió ser parte de la fórmula presidencial del partido comunista Perú Libre, a pesar de que aún pertenecía al Reniec (lo curioso es que por esto, precisamente, no pudo postular Boluarte al Parlamento).

A ello hay que sumarle la abusiva eliminación de la lista congresal para Lima del Partido Popular Cristiano. En este caso, el Tribunal Constitucional le dio la razón al PPC, dejando en offside al JNE.

En los comicios del 2021, además, aparecieron muertos habilitados para votar. Y puedo dar fe de ello porque mi adorada tía figuraba como apta para sufragar, cuando había fallecido varios meses atrás.

Frente a todas estas sombras, la renuncia de Salas Arenas apremia, pero, como este no tiene un ápice de dignidad, no lo hará, así que a la ciudadanía nos toca fiscalizar de cerca las siguientes elecciones para defender nuestro voto y, por ende, la democracia. ¿Acaso no fuimos testigos del símbolo despintado de Renovación Popular en algunas actas de sufragio para los últimos comicios regionales y municipales?

No quiero terminar esta columna sin reclamarle a la presidenta Dina Boluarte que deje de intentar contentar a TODOS. Debe entender, de una vez por todas, que su relación con la izquierda radical está totalmente quebrada. Si sigue dando mensajes correctos, como ese de que no es momento para una Asamblea Constituyente, conseguirá el apoyo de la mayoría congresal, que, felizmente, es de derecha o de centroderecha.

Boluarte tiene que entender que su soporte está en las bancadas democráticas, la Policía y las Fuerzas Armadas. De lo contrario, terminará presa como la expresidenta boliviana Janine Áñez, porque los caviares la quieren enjaulada por los violentistas caídos en las protestas.

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