¿Qué pretende Lula con la reciente Cumbre Sudamericana?

La reciente Cumbre Sudamericana de jefes de Estado 2023 realizada en Brasil ha tenido como objetivo estrenar en esta nueva etapa internacional a Luiz Inácio Lula Da Silva, presidente del Brasil. El mandatario brasileño lo hace en la dimensión regional luego de finalizados los primeros cuatro meses de su tercer mandato.

El líder histórico del Partido de los Trabajadores de Brasil necesita vitrina y enorme visibilidad para empoderarse como en el pasado y se vale de la circunstancia conocida de la política internacional actual en que América Latina está mayoritariamente dominada por gobiernos de izquierda.

Precisamente es esta realidad la que lo ha apurado para crear las condiciones según sus conveniencias, sobre todo ahora que comienza a producirse una nueva ciclicidad en las relaciones internacionales que podría permitir el retorno al poder de los gobiernos de derecha o conservadores; sin embargo, el idealismo de Lula no le ha permitido evadir lo sucedido en la cumbre, es decir, jamás creyó que sería una reunión internacional en que sus pares invitados iban a cuestionar sus movidas como la de invitar al dictador de Venezuela, Nicolás Maduro.

Le salieron al frente para expresar su desacuerdo los presidentes de Chile, Gabriel Boric Font, y de Uruguay, Luis Lacalle Pou. Lula quiere poner en la mesa las cartas por las que busca liderar el espacio que corresponde al Brasil en su calidad de gigante sudamericano. Ya sabemos que la agenda de Lula es extraordinariamente personal y partidocrática antes que la del Brasil como Estado propiamente dicho. Junto a esta cumbre, Lula ha buscado resucitar a la Unión de Naciones Suramericanas – Unasur, que ya sabemos que hace algunos años feneció debido a una incontenible diáspora de los países de la región al ingresar Unasur en una etapa de ideologización crónica volviéndose inservible para los intereses de los Estados sudamericanos.

Una consecuencia de la desactivación de Unasur fue la rápida reacción chilena para impulsar el denominado Foro para el Progreso e Integración de América del Sur o simplemente Prosur, que francamente no ha llegado a mostrar el volumen de un eje de integración política de dimensiones relevantes.

Siempre pensé que el Perú debía hacer lo mismo como pasó con el Grupo de Lima, pero no hubo ganas. La declaración de esta cumbre no relieva dado que es más de lo mismo en la idea de la integración que prefigura como utópica. Lula tiene el reto de demostrar que tanto su gobierno como él mismo no están seniles y, en todo caso, buscará los cometidos personalísimos que se ha propuesto.

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