¿Qué pasará con las universidades después del Covid-19?
Hace poco leí un artículo de un profesor de la Universidad de Harvard en el cual sostiene que después de la pandemia del Covid-19 muy pocas universidades continuarán funcionando en el futuro. Su punto de vista no se basa en la crisis económica financiera que muchas de las universidades del mundo sufrirán por la pérdida de alumnos e ingresos, sino en la innovación tecnológica que generará la actual pandemia, al fomentar importantes cambios estructurales en la forma de transmitir conocimientos sin limitaciones espaciales o temporales.
Es indiscutible que la ciencia y la tecnología hacen obsoletos cada vez en menor tiempo los adelantos que antes se consideraban inalterables. La navegación a vapor eliminó la navegación a vela excepto para eventos deportivos y el entrenamiento militar. El ferrocarril y luego los automóviles eliminaron a los carruajes y carretas. El petróleo sustituyó en gran medida al carbón como combustible. La aviación comercial eliminó a los barcos de pasajeros, excepto los cruceros turísticos, pero definitivamente no ha eliminado la navegación comercial para el transporte de carga. Y así sucesivamente.
Creo que el mencionado articulista arranca de una fe excesiva en la tecnología que por cierto es indispensable pero que no elimina el diálogo presencial. La universidad implica una comunidad de personas, ideas y creencias. No es lo mismo dar una clase a través de una computadora a pesar de que se vea a los participantes, comparada frente a la presencia real de los alumnos o colegas en cualquier dimensión del trabajo humano. Las clases con la presencia de las personas, con sus expresiones faciales, miradas, interés, aburrimiento y cansancio, siempre darán una mejor dimensión a quienes las dictan así como a quienes las escuchan. Nada reemplaza al calor humano que ahora debemos distanciar para evitar el contagio. El claustro o el campus universitario es indispensable para apoyar la ciencia y la tecnología que son avances del ser humano, estimulados por instrumentos pero generados por una chispa espiritual, que es la razón de ser del hombre en su destino por la tierra. Por todas esas razones la enseñanza presencial continuará en las universidades, que además representan la diversidad cultural de los pueblos en el mundo.