¿Qué está pasando en Israel con Benjamín Netanyahu, su primer ministro?
El frente político-social interno israelí sigue alborotado y esa innegable realidad es vista como extraña en el país más compacto del Medio Oriente, una región regularmente muy conflictual y vulnerable. La atención está puesta en su primer ministro, Benjamín Netanyahu, que ha llevado adelante una reforma judicial, a la vista impopular, lo que seguramente no esperaba el político ultraderechista que por cuarta vez ostenta el más alto cargo de gobierno del país fundado oficialmente en 1948, dado que por la referida reforma, el parlamento quedaría con poderes más bien concentrados en un sector del legislativo, capaz de controlar el sistema judicial israelí, que para los opositores de Netanyahu pareciera ser la finalidad de quien comienzan a llamar dictador.
Los recientes enfrentamientos entre Israel y Palestina -en plena Fiesta de la Pascua Judía, inicio del Ramadán islámico y la Semana Santa cristiana- luego de que un grupo de policías israelíes ingresaran en la mezquita de Al-Aqsa, en la explana del Monte del Templo, de enorme valor religioso para los musulmanes, a estas alturas del partido es vista por muchos como una provocación política inocultablemente premeditada por Netanyahu, que lidera una coalición de la ultraderecha israelí que busca estratégicamente abrir varios frentes, entre ellos, por supuesto el problema de siempre con Palestina casi en modo distractor del problema político interno.
Todo este escenario de complejidades ha exacerbado la vida nacional israelí pues ha escalado hacia el frente internacional impactando a las relaciones de Israel con EE. UU., cuyo presidente, Joe Biden, acaba de declarar que en el futuro cercano no tiene previsto recibir a Netanyahu, marcando distancia con el mandatario israelí.
Preocupa que las relaciones entre Washington y Tel Aviv -dos países con una alianza estratégica de muchos años, siendo la Casa Blanca fundamental en el proceso de normalización israelí con el mundo árabe, cuyos avances no creo que sean afectados-, vuelva a ser tensa como la del expresidente demócrata, Barack Obama, con el propio Netanyahu. No hay duda de que el primer ministro está desgastado, luego de cerca de 15 años al frente del país, y francamente pareciera haber llegado a su techo político.
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