¿Qué es la política exterior de un Estado?
Es bueno no perder de vista que la política exterior es una prerrogativa del jefe de Estado y así está consagrado en la abrumadora doctrina del derecho internacional y las relaciones internacionales. En el caso de nuestro país, el jefe de Estado es el presidente de la República. La Constitución Política establece en su artículo 118, inciso 11 que le corresponde “Dirigir la política exterior y las relaciones internacionales; y celebrar y ratificar tratados”. Pero, entonces, ¿qué es la política exterior? Me quedo con la definición del notable excanciller Carlos García Bedoya (CGB), que sostenía que la política exterior era la proyección externa de los intereses nacionales que podrían ser internos o internacionales. Mentarlo era como rito decantado en las reuniones del Consejo Directivo de la Sociedad Internacional, adscrita al ministerio de Relaciones Exteriores, en la que privilegiadamente en la práctica fungía de perfecto secretario, que tomaba nota de todo lo que allí se decía, aprendiendo del rigor de los gurúes de nuestra diplomacia hasta a saber callar porque el silencio también es relevante para la acción externa del país, siempre pensando en los elevados intereses del Perú. Nadie que seriamente quiera hablar de bases científicas como categoría fundamental para la estrategia de nuestra vida internacional, podría dejar de leer, íntegramente y con rigor, su afamada “POLÍTICA EXTERIOR PERUANA: teoría y práctica”. La política exterior, entonces, debe realizarse fuera del país y reflejarse dentro de nuestra patria. Si el Perú no coloca arándanos o espárragos en el mundo, entonces nuestra diplomacia no está coadyuvando en el objetivo interno o nacional. No es que nuestros diplomáticos deban vender nuestros productos fuera de las fronteras nacionales. No. Lo que deben es crear las condiciones estratégicas para que fluya la acción de nuestros empresarios y comerciantes, que es distinto, porque esa es la función del Estado. La política exterior la dirige, y por tanto, la decide, el presidente del Perú, y cuenta con el ministerio de Relaciones Exteriores como la entidad del Estado ad hoc para ejecutarla, y por eso la cancillería, con su Servicio Diplomático y su personal administrativo, es el laboratorio natural en el que se elabora la política exterior, aunque no a exclusividad, pues otros sectores del Estado pueden perfectamente contribuir en dicha formulación que, eso sí, ingresado en el gran tonel del laboratorio de Torre Tagle, fluirá, como propuesta única para que el mandatario cuente con elementos profesionales muy sólidos para tomar decisiones. La política exterior no requiere de aprobación de los otros poderes del Estado, pero el presidente deberá dar cuenta al país de lo que haga en función de los intereses del Estado. Finalmente, la coherencia de la política exterior se refleja en un solo libreto para el frente externo, de allí que las embajadas, consulados y representaciones permanentes del Perú en el exterior, deben realizar las instrucciones que reciban de la cancillería. Por tanto, ningún jefe de Misión, puede hacer nada relevante para los intereses nacionales que no sea consultado a Lima.
(*) Excanciller del Perú e Internacionalista
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