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¿Qué es la crítica, para Michel Foucault?

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Fecha Publicación: 15/08/2025 - 20:40
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La crítica es una actitud y un pensamiento privativos de sujetos capaces de pensar “por sí mismos”, siempre, o casi siempre, en oposición al poder, y a sus narrativas veraces y mecanismos legitimados que lo sustentan. La crítica es propia de sujetos que asumen la decisión y las consecuencias de “no ser gobernados”, y hacen suyos ciertos puntos de anclaje, como oponerse al poder pastoral, al poder disciplinario y, en verdad, a toda relación de poder que organiza el Estado nación, la sociedad civil, y los diversos campos, como, por ejemplo, el académico y el artístico. Michel Foucault da una definición política de lo que es ser crítico. Para él, la crítica es un concepto procedimental que se ubica al margen la diada derecha e izquierda. Ser crítico tiene otros referatos, como la ética, la política. Para Foucault, el poder está más allá de la forma política Estado nación, y va hacia el estado panóptico. Es decir, la idea de soberanía cede ante las ideas de disciplinamiento y biopolítica. Los ciudadanos debían convertirse en seres, en cuerpos eficientes y dóciles. Foucault realiza una genealogía de la crítica, a partir del comportamiento crítico. El comportamiento crítico es un procedimiento que, en todo tiempo y espacio, se origina en la triada sujeto-verdad-poder. Por ello, Foucault dice que estos elementos “están relacionados en todo momento histórico, en la modernidad, pero también en el medioevo, como en la antigüedad grecolatina. Estableciendoce nexos entre saber y poder”. Para él, la crítica es una actitud ética y política en contra del poder, e incluso de la gubernamentalidad. Se trata de no dejarse gobernar por los discursos y las prácticas del poder, y de las técnicas, saberes, procedimientos de la gubernamentalidad. Esta actitud crítica se inicia en Kant, “Crítica de la ilustración”, en la cual el filósofo de Königsberg dice que la ilustración en el coraje de salir de la minoría de edad, pensar por nosotros mismos, y no por una autoridad superior. He ahí la locución latina “sapere aude” que significa “atrévete a saber”, o “atrévete a pensar”. Por supuesto, el comportamiento crítico también es el resultado del pasaje histórico del poder pastoral al poder estatal, y, contemporáneamente, expresado en una pastoral estatal aplicado a la sociedad civil. Es decir que, a diferencia de edad antigua, en la cual, se trataba del cuidado de sí mismo y de los otros, en la edad moderna hemos pasado al sometimiento del otro, que puede ser el gran otro religioso o ideológico. Pues, ambos comportamientos, religiosos e ideológicos, implican una ascesis y un sometimiento.
La crítica es, a la vez, el resultado del poder. Pues, donde hay poder hay resistencia. Respecto de la crítica, la relación de poder consiste en que quien tiene poder sobre algo, tiene, a la vez, conocimiento sobre ese algo. Desde siempre, unas instituciones y unos discursos han legitimado unas prácticas. Incluso, ello ocurre cuando la narrativa crítica se estructura, se institucionaliza. Por lo que se puede sectorizar, y hasta graduar la crítica, en crítica de qué, en crítica más, y en crítica menos. Ahí se parcializan, y se caen, no pocos críticos, como La crítica tiene como condición la desujeción del poder. Por lo cual, la crítica requiere parresía, o valentía, esa figura que, en la retórica griega, y en Foucault, significa hablar con franqueza, libertad, y hasta con atrevimiento. Ser crítico es ser un sujeto desujetado del poder.

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