ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

¿Qué debemos esperar de la nueva presidenta de México?

Imagen
Fecha Publicación: 12/06/2024 - 21:50
Escucha esta nota

Para decirlo con objetividad y no porque sea una política de izquierda pues no tengo ningún prejuicio con la izquierda latinoamericana ni la de mi país –advierto que no soy un hombre de derecha y tampoco le tengo animadversión, solo los que no leen se polarizan conceptualmente a cada rato dominados por el rechazo a la ideología que desde la ciencia política no es mala sino, en cambio, su ejercicio actual tan manoseado y desnaturalizado por empíricos que es distinto–, espero muy poco de la flamante presidenta electa de los Estados Unidos Mexicanos, la científica Claudia Sheinbaum. El asunto es a priori, es verdad, y pasa porque siendo su mentor el saliente mandatario, Andrés Manuel López Obrador, autor de la crisis político-diplomática que ha retrotraído penosamente la relación bilateral peruano-mexicana, y en lo que lleva de haber sido elegida en urnas, el pasado domingo 2 de junio, o sea, unos 11 días, no hemos visto en su discurso algún desmarque esperado de su referido mentor que se dedicó, mirando a España, a hablar de los conquistadores y a partir de allí con un discurso realmente anacrónico y absurdo. La política mandataria, que en octubre asumirá las riendas del país azteca, si acaso muestra la independencia que su pueblo espera, debería, a mi juicio, acercarse al Perú y reconstruir la vinculación estratégica que el momento actual exigen, y a partir de la relación histórica que han mantenido Perú y México desde que fueran las bases de las altas culturas de la América precolombina –Inca y Azteca–, y sin discusión, el centro de la gravitación española por la conquista y el virreinato. La presidenta debería, en primer lugar, dejar que nuestras diplomacias hallen el camino para volver a poner a la relación bilateral en el más alto nivel, es decir, con jefes de Misión en la categoría de embajadores. La que hoy mantienen es solo de encargado de negocios y aunque quienes cumplen dichas funciones con gran espero y acierto, debemos ser claros, nunca conseguirán resultados en lo esperado para los intereses de ambos países como se logra con el alto nivel político diplomático y esto es puro realismo político y también diplomático. En segundo lugar, y será una consecuencia del paso anterior, el gobierno de México en esta nueva etapa de su vida política debería inmediatamente proceder a levantar la abusiva medida de exigencia de visa a los peruanos para que pudieran ingresar en su territorio. Los requisitos mexicanos han abierto una herida que nunca debió producirse. El Perú, que debió, coherentemente mantener la misma por reciprocidad y que insólitamente levantó, ha quedado muy mal ante la comunidad internacional porque aparecemos como un país donde la dignidad nacional no importa pues los mexicanos pueden ingresar al Perú como Pedro en su casa y a nosotros nos cuesta mil peripecias para hacerlo en su territorio, en la mayoría de los casos, para visitar a la Virgencita de Guadalupe y para hacer turismo, desde luego; y, en tercer lugar, ponerle toda la buena voluntad de Estado para revitalizar a la Alianza del Pacífico que se encuentra de capa caída, hay que decirlo, desde que López Obrador en actitud recalcitrante y dominado por sus caprichos, decidió arbitrariamente no pasar la posta de la presidencia pro tempore de la Alianza a la presidenta Dina Boluarte. No existe en estos momentos la integración profunda que es la razón de ser de este mecanismo exitoso, producto de la mirada geopolítica del expresidente del Perú, Alan García, hay que decirlo. Veremos cuál es el horizonte que le imprimirá la nueva presidenta mexicana a la relación con el Perú. Toda una verdadera caja de Pandora.

(*) Excanciller del Perú e Internacionalista

Mira más contenidos siguiéndonos en FacebookXInstagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.