Puerto peruano
Un encadenamiento de opiniones y noticias viene reforzando la perspectiva trazada en esta columna respecto a la que, sin duda alguna, será la obra de Infraestructura más importante para nuestro país en el lapso del primer medio siglo del nuevo milenio. Me refiero al puerto de Chancay, cuya gestación corresponde a la empresa Cosco Chipping Port de capital mayoritario proveniente de la República Popular China y participación de Volcan Compañía Minera SAA, peruana.
Sostuve aquí la necesidad de hilar las preocupaciones suscitadas por esta magnífica obra, tanto para quienes le atribuyen intereses geopolíticos (Estados Unidos) como para los que la creen una amenaza a su propio desarrollo portuario (Chile), pese a que la Alianza del Pacífico sienta bases de asistencia complementaria en el rubro entre las naciones que la integran. Ello visualiza la elevada dimensión del proyecto y la urgencia de preservarlo hasta su culminación. (EL VUELO DE CHANCAY, EXPRESO 28/05/2023).
Días después Jaime de Althaus abordó el mismo tema con más data y proyección, sosteniendo que el puerto de Chancay “también contiene en sí mismo una visión del futuro del Perú”, destacando su articulación con la producción minera, el mayor dinamismo de las importaciones y exportaciones, la fortaleza del parque industrial que estará aledaño a la unidad portuaria y, por supuesto, el despegue de la ciudad de Chancay con grandes inversiones que apuntalarán su economía, actividad comercial y turística (VISIÓN DEL PERÚ, El Comercio 03/06/2023).
Ahora, como si la Providencia esbozara una sonrisa de beneplácito a este país de flagelos y autoflagelos, la Superintendencia del Mercado de Valores (Conasev) ha sido comunicada de la propuesta que plantea una junta de accionistas en Volcan a fin de aprobar la escisión de un “bloque patrimonial” conformado por el activo portuario, “siendo este el 40 % de las acciones de titularidad de la Sociedad en Cosco Shipping Port Chancay Perú SA".
Es decir, se busca singularizar la participación accionaria nacional en el puerto, la cual hoy está parapetada en la empresa minera con efectos diferenciados. Por ejemplo, las acciones de la compañía portuaria no generan valor a las de Volcan, el activo de una obra de infraestructura se cotiza a un costo mayor que otro en minería, los riesgos portuarios y mineros son distintos, siendo más alto el del segundo, entre varios puntos.
De prosperar la iniciativa, los actuales y nuevos accionistas de Volcan -tipo A y tipo B- elevarán su participación en Cosco Shipping Port creando una importante sinergia con los mayoritarios, quienes representan a una de las navieras más grandes del mundo que tiene presencia en todos los continentes y asegura una operatividad del primer nivel.
Ojalá así sea. Hablar del puerto peruano de Chancay no será un eufemismo patrimonial ni administrativo. Dependerá de la apuesta nativa por acceder a esta rendija de oportunidades y otear un horizonte próspero y seguro.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.