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Prueba PISA y su impacto en las reformas educativas en el Perú y el mundo

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Fecha Publicación: 16/03/2024 - 21:20
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En los últimos años, el impulso hacia reformas educativas inspiradas por el Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA) ha cobrado fuerza, especialmente en naciones como Perú que buscan mejorar su desempeño educativo en un contexto global.

Aunque el uso selectivo de los resultados de PISA para respaldar ciertas políticas ha sido una tendencia común, es crucial examinar de cerca la efectividad de estas reformas y su impacto real en la calidad de la educación.

Desde su inicio en el año 2000, la prueba PISA, administrada cada tres años por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), ha proporcionado una valiosa referencia internacional para evaluar las habilidades de lectura, matemáticas y ciencias de los estudiantes de 15 años en más de 90 países.

Además, ha realizado pruebas adicionales de Alfabetización Financiera en 2012, Resolución colaborativa de problemas en 2015, Competencias globales en 2018, Pensamiento creativo en 2022, y la próxima evaluación de Mundo Digital en 2025 (probablemente la más importante que se realizará por el impacto de la digitalización en el proceso de aprendizaje).

Sin embargo, más allá de ser una herramienta de medición, PISA ha influido en la formulación de políticas educativas al resaltar las prácticas exitosas de otras jurisdicciones educativas a nivel mundial.

Los gobiernos de todo el mundo ahora centran su mirada hacia afuera para medir la calidad y la equidad de su sistema educativo, centrándose en gran medida en su posicionamiento en las tablas de la liga internacional y haciendo comparaciones transnacionales con las cuales evaluar el éxito relativo de su sistema educativo.

Pero, existen preocupaciones de la comunidad académica internacional, sobre el uso de PISA para hacer determinaciones causales de los efectos de la política de los países, junto con consecuencias negativas no deseadas, así como en el énfasis en la homogeneización del sistema, la reducción del plan de estudios, y el enfoque predecible en la educación a corto plazo.

Francia e Italia son ejemplos de trayectorias de reforma educativa que parecen indiferentes al discurso político de los resultados de PISA. En general, en la mayoría de países el alcance y la trayectoria de las reformas educativas asociadas con los resultados, pueden verse fuertemente influenciados por las predilecciones políticas de un partido gobernante.

Japón es uno de los países más complejos para examinar el uso estratégico de PISA como palanca política. Los formuladores de políticas japoneses promovieron una serie de reformas radicales y sin base en evidencias para abordar los resultados de PISA: se abandonó la política curricular existente de Yutori (de baja presión), con un horario escolar reducido y un 30% menos de contenido educativo en las pautas del plan de estudios, por una educación mucho más exigente.

Suecia muestra una trayectoria descendente del logro educativo, con enfoques de políticas fallidos, que lo han convertido en uno de los sistemas educativos más privatizados del mundo occidental; que han llevado a un aumento de la brecha de logros educativos. En este caso, PISA parecía ofrecer a los políticos un conocimiento autorizado suficiente y neutral, y se utilizó como la primera forma de obtener un apoyo legítimo para las reformas educativas.

En el caso de Canadá, los formuladores de políticas canadienses usan PISA para monitorear la calidad de la instrucción, aprender de otros estados y establecer objetivos de política. Los formuladores de políticas canadienses, similares a sus homólogos suecos y japoneses, han utilizado PISA para agregar mayor legitimidad a las reformas de políticas seleccionadas.

Por lo tanto, la utilización de los resultados de PISA está mediada por estrategias y discursos políticos, donde la política y la institucionalidad nacional, influenciadas por cuestiones nacionales, culturales y geopolíticas, determinan su utilización.

En este contexto, Perú termina siendo un país que atiende la educación a corto plazo, sin tener clara una política educativa, pues no cuenta con una institución nacional de evaluación educativa, que aborde integralmente la evaluación de las políticas educativas con un enfoque de evidencias y permita desarrollar una política educativa integral, organizada y utilizando herramientas digitales.

A medida que Perú y otros países de ingresos bajos y medios se suman a la comunidad internacional en la búsqueda de una educación de calidad, es crucial aprender de experiencias exitosas y adaptar estrategias que se ajusten a contextos específicos.

Además, la promoción de una cultura de evaluación y rendición de cuentas, junto con una mayor inversión en recursos educativos, seguirá siendo fundamental para avanzar hacia sistemas educativos más equitativos y efectivos en todo el mundo.

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