A prueba el temple del presidente Noboa
El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, finalmente, decidió no viajar a Nueva York para participar en la 80° Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, debido a las protestas por la decisión de su gobierno de eliminar el subsidio al diésel. Las palabras en nombre de su país estuvieron a cargo de la canciller, Gabriela Sommerfeld. El mandatario reelegido para un nuevo mandato, sabe muy bien que las manifestaciones convocadas por la poderosa Confederación de Nacionalidades Indígenas es realmente para evaluar con mucha atención y discreción pues en el pasado han terminado tumbándose a algunos presidentes de turno. Noboa afronta la ola de protestas en diversas partes del país y la potencia de su discurso para neutralizarlas o acabarlas es el discurso del trabajo para un Ecuador que no puede darse el lujo de parar, más aun cuando vienen creciendo en 4 puntos porcentuales, como lo ha referido en una de sus más recientes declaraciones. Hace muy bien en liderar en las calles de Quito y de otras partes del país, la actitud ciudadana para que Ecuador no pare, no se detenga. No se ha callado nada y ha dicho que el país afronta “actos de terrorismo disfrazados de protesta”, aseverando que “Ecuador no retrocede ante terroristas que se esconden detrás de la comunidad para servirse a sí mismos”. Las protestas en Ecuador coinciden con la reciente decisión de la Corte Constitucional de Ecuador que acaba de disponer la suspensión del decreto dado por el gobierno de Noboa sobre la Asamblea Constituyente que, a su juicio, deberá sancionar una nueva Carta Magna para Ecuador. Se lo ve con temple cada vez que sale a una parte de Quito o del interior del país y no ha dudado en reiterar que la “la gente que quiere trabajar rechaza estas medidas de paro, y los enemigos del progreso quieren, en cambio, devolver al país al caos”. Noboa ha aprendido y rápido, hay que decirlo. Sabe perfectamente que a la gente le gusta el discurso fuerte y la actitud firme para conseguir las aspiraciones de Estado que produzcan la transformación que Ecuador se merece. No se amilana y esa actitud debe continuar para sostener la viabilidad y el equilibrio que el país se merece. Las protestas, aunque constituyen un derecho ciudadano, cuando se alzan con intención política o ideológica, terminan desvaneciéndose. Las de Ecuador dependerán de la firmeza con que Noboa siga afrontándolas. Veremos.
(*) Excanciller del Perú e Internacionalista
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