Prueba de sangre
Hoy es 28 de Julio. Dina Boluarte asistirá al Congreso para leer su primer mensaje a la nación luego de que asumiera la presidencia constitucional por sucesión ante el golpe de Estado de su antecesor Pedro Castillo y su vacancia el 7 de diciembre del año pasado. Le espera una turbamulta en el hemiciclo. Los caviares y la izquierda proterruca están con sangre en el ojo. No solo perdieron esta semana la Mesa Directiva por abrumadora mayoría, sino que en las calles la cosa tampoco les ha ido bien.
Fracasaron en su tercer intento de “tomar” Lima” y solo les queda hacer bastante bulla el día de hoy para no dejar hablar a la presidente lo más posible y después terminar dando un portazo y retirándose. Ya lo verán.
Sucedió algo parecido con Alan García en su primer gobierno, el día que le tocaba entregar el poder a su sucesor Fujimori. No pudo terminar su discurso y se fue. No se arriesgó al mismo trato a la hora de entregar el mando a su sucesor Humala durante su segundo gobierno y mandó la banda al Congreso con su edecán. Pero Dina Boluarte tiene que ir sí o sí. Está obligada por la constitución. Será su prueba de sangre para la retina pública.
Si colapsa o pestañea o trastabilla será su fin. Entrará a un Congreso sin bancada, aunque la que la llevó en su fórmula esté hoy en la Mesa Directiva. Y las bancadas del “bloque democrático” son prestadas, así que no van a sacar la cara por ella más allá del saludo protocolar.
El liderazgo se mide en la cancha y hoy vamos a ver de qué madera está hecha la señora Boluarte. Sólo ella estará en la Mesa frente a un Congreso hostil y apenas con compañeros de viaje, con todos los reflectores puestos. La economía y la seguridad serán los platos de fondo del mensaje presidencial o deberían serlo. Eso es lo que más le interesa a la gente. Si deja una buena impresión allí pues habrá llegado a la playa.
Hacerse la buenita o la mamacha del Perú no servirá de nada. Después de todo, a veces, en política, no le queda nada mal a una mujer mostrarse con las salpicaduras de sangre de una tragedia. Lo hizo Jackie Kennedy en Dallas de camino a Washington con el féretro de su esposo y su legendario Chanel rosa ensangrentado. Se recuerda también a María la Sanguinaria que gobernó la Inglaterra protestante con la férula católica. Y ya que a Boluarte la han motejado sus enemigos de “asesina”, pues qué más le da que mejor le teman a que la amen.
Lo cierto es que de los gestos de la mujer que hoy se dirige a todo el Perú en cancha adversa serán cruciales para que los peruanos se la vayan tomando en serio.
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