Productos no maderables vuelven a la vida
Los bosques ofrecen un sinfín de beneficios. Además de desacelerar el cambio climático, son un conducto de carbono clave y de sus residuos se obtienen diversos productos que apoyan a la economía familiar de sus habitantes. En el Perú existe un proyecto ambicioso que despegó en abril de 2018, se trata de Bosques de Papel, ubicado dentro del Área de Conservación del Bosque Guardián, en Tarapoto.
Aunque se piense que un bosque solo ofrece valor económico por su madera, el Banco Mundial indicó que genera empleo (13.2 millones de personas), produce unos 5,000 tipos de productos a base de madera y genera un valor agregado bruto aproximado de USD 600,000 millones. Junto a ello albergan el 80% de la biodiversidad.
Según diversos especialistas, se cuenta con poca información e investigaciones sobre los productos forestales no madereros de los bosques. Sin embargo, instituciones como GreenFact afirman que los productos forestales no madereros contribuyen a las economías nacionales, reducen la pobreza, pues diversos alimentos y forraje son extraídos por los habitantes de estas comunidades rurales. Se calculó, en 2005, que el valor total declarado de este tipo de productos estaba en los 4,700 millones de dólares.
Entre los productos más populares están las hojas de bidi (India), el corcho (España) y el abono verde (Corea). También se considera a la carne de animales silvestres, que alcanzó los 600 millones de dólares, dándole así un valor de uso directo a los bosques, sin contar los servicios recreativos, de investigación y educación.
El bosque, donde funciona el taller Bosques de papel, está en proceso de regeneración desde que fue creado en 2005, el área de conservación regional Cordillera Escalera (150,000 h), y protege los territorios ancestrales de las culturas shawi, awajún y kichwa, además de la flora y fauna amazónica del Perú.
El taller trabaja con las mujeres y sus hijos del caserío El Progreso y luego de muchas pruebas han logrado buenas colecciones de papel de diversos colores y texturas, que se aprecian en cuadernos, tarjetas y distintas presentaciones. Lo maravilloso y novedoso es que les han dado una oportunidad a los restos del bosque. Así han renacido los pastos, la fibra del plátano, el bagazo de la uva, los restos del palillo, que se pueden ver y palpar en los distintos gramajes y que son fuente de inspiración para cualquier ser humano.
Las iniciativas ambientales en el país son únicas y todos podemos contribuir a darle vida a lo que en primera instancia parece que no sirve. El planeta lo agradece.
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